jueves, 19 de noviembre de 2009

Alas de Dragón V

Apenas llegó a Huglendt, el grupo de aventureros se dividió en dos para comenzar a preguntar a los lugareños si habían visto algo inusual. Cora, Daemigoth y Denay se toparon con otra forastera, una simpática elfa con el pelo de un extraño tono azul, que cantaba con una dulzura excepcional, incluso entre los de su raza. Su nombre era Valadia, pero insistió en ser llamada simplemente Val, y no tardó en ser aceptada, después de que un grupo de orcos atacaran el pueblo, buscándola a ella, aparentemente. Con la ayuda de los cantos mágicos de Val, que durmieron a la mitad de los atacantes, los compañeros no tardaron en derrotar al resto.
Mientras tanto, los demás comenzaron a oír rumores acerca de un extraño mineral que extraían por ahí, llamado tanaam. Se suponía que era básicamente inútil, más allá de servir para la fabricación de bonitos objetos de artesanía, pero se había perdido el contacto con la mina donde se extraía, lo que atrajo la atención de los siete compañeros, que decidieron visitarla al día siguiente.
Sin embargo, aquella noche Thorcrim y Garret fueron atacados mientras dormían por un asesino que portaba un guante negro en la mano derecha. Logró infringir una grave herida al enano en el cuello, y asestar una puñalada envenenada a Garret, pero a duras penas lograron sobrevivir el tiempo suficiente para dar la alarma y poner en fuga al asesino.
Por si esto fuera poco, una partida de guerra de orcos, mucho más numerosa que el grupo del día anterior, asaltó el poblado al día siguiente, y sólo pudieron ser rechazados a duras penas gracias a la ayuda de los soldados de Huglendt y de su mascota, una inmensa criatura grisácea llamada Glaigard. Quedó claro durante el asalto que el grupo que habían derrotado el día anterior no era más que una avanzadilla de exploración.
Heridos y cansados, decidieron dejar la visita de la mina para el día siguiente.
El día terminó con una revelación. Daemigoth, afirmó que Denay no era en realidad humano, sino un semielfo. El aludido no tuvo más remedio que confesar que en realidad no era un kehay, como había afirmado, sino uno de los esclavo de ese pueblo, conocidos como mecdos.
Al día siguiente, finalmente se dirigieron a la mina, acompañados por Valadia, que no consintió quedar atrás. Se enfrentaron a un grupo de orcos y goblins de aspecto deplorable, los últimos supervivientes de lo que había sido una importante tribu, a los que pasaron por las armas sin mayor ceremonia. Sin embargo, del cadáver de uno de los goblins cayó una extraña piedra. Tan pronto como esto sucedió, dos gemelos, ambos con un guante negro en la mano derecha, aparecieron aparentemente de la nada: uno cogió la piedra, el otro capturó a Val. Sin dejar de correr, ambos se internaron en la cueva, seguidos de cerca por los furiosos aventureros, donde no tardaron en dividirse, tomando cada uno un túnel distinto. Intuyendo que la piedra era de crucial importancia, pero no pudiendo abandonar a Val a su suerte, los compañeros no tuvieron más remedio que dividirse, único modo de asegurarse no perder a ninguno de los dos. Daemigoth, Denay y Cora siguieron al que había secuestrado a Val, mientras que Garret, Thorcrim, Gilian y Daphne fueron en pos del que había robado la piedra.

1 comentario:

  1. Insisto, el pueblo se llamaba Hommlet... aparte, las sorpresas y secretos de Denay no terminaron aquel día...

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