miércoles, 18 de febrero de 2015

Eric Stormcaller

La noche era tormentosa, un buen momento para cumplir su último plan, en los momentos en que el clima es inestable, las normas de la creación se relajan por unos instantes para disfrutar el espectáculo, pues ¿que hay mas parecido a la magia que una buena noche de tormenta? Donde los límites se diluyen, y las fronteras se desdibujan.

Y además de un buen momento posiblemente fuese la última oportunidad, ya notaba los huesos cansados de tantos años, su cabeza pesada de tanto estudio, sus músculos agotados de tanto luchar, y su poder, aunque sin duda respetable, cada vez más esquivo, más descontrolado.

Pero si todo salía bien, pronto entraría dentro de la historia de la magia con letras mayúsculas... Bueno, siendo realista lo más seguro es que nadie más sabría si había salido bien o mal, a fin de cuentas esa era la ventaja de la buena magia, que nadie más que él mismo sabría que había pasado en realidad.

Unas cosas se transmutarían en otras de forma casi natural, como sucede en todo momento incluso sin magia, y en medio de esos cambios, su voluntad daría un pequeño empujón, un enorme salto, y todo habría acabado, y volvería a empezar, algo moriría para siempre, y algo empezaría una nueva vida.

Jugueteo con su piedra del cambio, colgada de su cuello, una última vez. Sin duda esta versión le había dado un gran servicio, hecha de mithril (algo innecesario, pero todo buen mago tenia que hacer algo de ostentación en ocasiones), con la forma de una gota casi perfecta, marcada con su sello personal, y con un corazón de energía pura. Una autentica obra de arte, y no solo porque era fruto del trabajo de un artesano que haría palidecer incluso a algunos artífices enanos, sino porque la había imbuido con una parte de su ser, de su poder, y de su voluntad, creando un artefacto casi inteligente.

En un futuro tendría que hacer otra igual, ahora que ya sabia como se hacían a la perfección, pero la separación de algo así sería dura. También sería duro despedirse de Glamraugh, su familiar, una joven dragón ávida de conocimiento, y que respetaba al viejo mago por todo lo que había conseguido para finalizar la última guerra contra los gigantes.

Del resto de gente no sería difícil, de hecho ya había decidido tiempo atrás no despedirse de nadie más, y no tenia motivos para cambiar de opinión. Su antiguo grupo, que tanto había hecho, se había separado, muchos estaban lejos, ocupados en sus recién adquiridos tronos cubiertos de tanta gloria y títulos que no podían avanzar dos pasos sin tropezarse con alguna obligación nueva. Por ellos el nuevo viaje tenía que comenzarlo solo, y cuando fuese el momento podrían volver a juntarse. No le quedaba familia directa, y los habitantes de la zona, aunque amigables con él, le tenían por un viejo cascarrabias más peligroso que loco. Incluso los dirigentes de la casa Argelam le consideraban más un estorbo que un valioso consejero. Estúpidos...

Cualquiera de ellos se volvería igual de loco y de cascarrabias si hubiese tenido que aguantar el peso que el llevaba aguantando años, pero así no podía hacer más, era libre de partir al descanso eterno, o de ejecutar el complicado plan, e intentar evitar la locura que estaba aquejando a los humanos, la guerra contra los enanos no podía traer nada bueno.

Era un plan arriesgado, pero sin riesgo no hay gloria, y poniendo en una balanza sus actos a lo largo de su vida, estaba claro que había hecho mucho bien, y había recibido poca recompensa por ello, y aunque los clérigos solían decir que recibiría el premio por sus buenas acciones en presencia de los dioses, hacia años que estaba pensando (egoístamente) que merecía algún otro tipo de compensación.

Una vida de sacrificio trabajo y esfuerzo lo mínimo que debería ser premiada con un tiempo similar de descanso y tranquilidad, o incluso una nueva gloria. Pero no podía hacerlo con su cuerpo actual, cansado, viejo, marchito, y aquejado de tantos achaques que nadie le tomaba ya en serio...

Se despidió de Glamrauch de forma temporal, ella tenía que partir hacia el norte a hablar con los elfos, a ponerles al día de los planes de los humanos y de sus propios planes, si los elfos no actuaban a tiempo el caos podía volver a arrasar el continente en forma de una guerra racial como nunca antes se había visto, posiblemente peor que la caída original de los gigantes.

Después de despedirse de Glamrauch, bajó a la base de la torre, a la sala de rituales donde todo estaba preparado, los materiales para el hechizo, el contenedor para su nuevo cuerpo, el circulo de protección y contención, solo faltaba tomar lugar en medio del circulo, y dejar la piedra del cambio encima del contenedor.

Comenzó los ensalmos y encantamientos necesarios, mientras fuera la tormenta descargaba su furia cada vez más cerca....


La noche cada vez parecía peor, por la tarde ya habían tenido una pelea con goblins, y ahora cuando ya estaban tranquilos en la posada, secos mientras la tormenta estaba descargando su furia contra Fallcliff, y ahora les llegaba el aviso de que la gente que estaba asegurando los barcos había desaparecido, y Jason no daba señales de vida.

Con una rápida orden mandó a Achiles que cogiese a Arya y la llevase a casa, la tormenta no parecia que fuese a arreciar en breve, y Arya odiaba estar sola desde la muerte de su madre. Argo y su hermano intentarían ocuparse del tema, al menos había que confirmar que los barcos estaban asegurados, y encontrar a la gente.

Se les unieron, Ellaria una vestal de Mithras a la que habían conocido, y ayudado aquella misma tarde, y una mercenaria llamada Amae Karen, con unas sorprendentes capacidades de combate, que era quien realmente había acabado con la mayoría de los goblins, así que su ayuda seguramente sería inestimable.

La tormenta empezaba a golpearles, así que se ataron para intentar no separarse, y aguantar mejor el temporal, pero de poco sirvió, cuando estaban llegando cerca de la costa, una ola les atrapó, y arrastró a Argo lejos del resto, en apariencia alguien había cortado la cuerda.

Cayó en un saliente de piedra antes de llegar al agua, y casi perdió el conocimiento, al lado de una cueva, y un estrecho pasaje que no le sonaba familiar, cerca del agua, pero lejos de sus compañeros.

La cueva parecía nueva fruto de un desprendimiento reciente, así que se quedó en la zona de la entrada para no mojarse, pero no arriesgarse a caer en un agujero que no viese, pero preocupado por su hermano y sus compañeras, alguien había cortado la cuerda, y seguramente estaría atacándoles, hasta que empezó a escuchar un ronco gruñido.

Con un solo movimiento fluido se giró con la lanza preparada para encontrarse en frente lo que parecían dos puntos de luz, que poco después a la luz de un rayo demostraron pertenecer a un enorme oso que estaba al fondo de la cueva.

Parece que el oso había decidido cubrirse en la misma cueva en la que Argo había caído, igual no fue buena idea después de todo bajar sin esperar refuerzos o encontrar a Jason.

Argo se encaró lentamente poniendo la lanza por delante, en un triste intento de mantener al oso a distancia, pero parecía que el cazador ahora era la presa de un depredador mucho mayor.

El oso se acercó lentamente gruñendo de forma ronca, mientras Argo se preparaba para recibir una embestida que parecía no llegar nunca. Un trueno resonó, y mientras Argo se distraía un instante, el oso aprovecho para arrancar la lanza de sus manos.

Sacó un cuchillo como buenamente pudo, un triste consuelo contra el enorme animal que estaba encima suyo, y que con un segundo ataque casi le arrancó el brazo izquierdo.

Trastabilló como pudo hasta la entrada de la cueva, con el oso siguiéndole de cerca, casi como si jugase con su comida, mientras la imagen de sus hijos empezó a aflorar en su mente.


Un gran destello iluminó la cueva al impactar un rayo en el cuerpo agonizante de Argo, paralizando la acción. El cuerpo del oso salió despedido al fondo de la cueva, mientras él salía despedido en sentido contrario, y con su último aliento vio una sombra que no debería de existir en lo alto de una colina, una majestuosa torre paralizada entre instantes de tiempo.
Entonces un gran destello seguido de un tremendo sonido interrumpió el encantamiento en uno de los momentos más críticos, y las leyes de la física se detuvieron un instante mientras decidían que sentido retomar, y decidieron plegarse a los deseos del mago, pero según su ropio capricho, y por un momento la torre impactada por el rayo desapareció de la existencia
Y cazador y mago se encontraron en el mismo espacio, y la magia cumplió su cometido, permitiendo el salto de la consciencia en el tiempo.

Por un momento se sintió pletórico de fuerzas, más joven, más vivo, pero empezó a notar el dolor en el brazo, y vio un oso cerca claramente asustado. Con una pequeña fracción de su poder puso al oso a dormir, y luego con un poco más de fuerzas mágicas regeneró su brazo. Miró a su alrededor, y no encontró los familiares muros de su torre, ni el paisaje de colinas al que estaba acostumbrado.

Algo había salido mal, pero a la vez todo parecía seguir su plan. Ahora podría disfrutar una vida nueva, sin necesidad de todos los libros, ni el estudio, pues lo recordaba todo, o eso creía...

Entonces recordó que sus compañeros estaban siendo atacados cerca de allí por un atacante desconocido.
Notaba como su poder estaba muy tocado por el uso de hechizos tan poderosos, pero aún le quedaba lo justo para acercarse hasta ellos y ayudarles.




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