Mi historia comienza hace 21 años, cuando nací en una familia de halflings errantes en busca de fortuna en la vida. Comencé a desarrollar mis habilidades muy temprano, incluso para un halfling (para la desgracia de viajeros, comerciantes y aventureros) y pronto comencé a traer unas monedas a casa. Desde pequeña, mis padres me contaban que dentro de mí se desarrollaba con fuerza el espíritu del abuelo Tweek, un antíguo héroe halfling que, según la leyenda, derrotó a las hordas de guerreros y espíritus malignos que atormentaban la tierra por aquellos años. Decían que con la edad sería casi tan habilidosa como él.
Además de contarme innumerables veces todas y cada una de sus hazañas, decían que si un halfling estaba en una situación crítica, el abuelo Tweek se le aparecía para ayudarle, como un caballero rescatando a su princesa. Y yo, creyendo todas estas cosas y muchas otras alcancé los 16 años. Fue por entonces cuando llegamos a una de las ciudades de nuestros sueños, Magistrya, la ciudad del juego, conocida en todo el continente por todo menos la eficacia de sus alguaciles. En pocos días amasamos el dinero que solíamos ganar en semanas. Todo iba excepcionalmente bien, demasiado. Una noche, mientras mis padres hacían el recuento del día y yo supuestamente dormía, una aterradora figura embozada en una capa negra saltó sobre mis padres como una bestia de la noche y los degolló en apenas un instante. Yo, aterrorizada, me quedé mirándolo fijamente, hasta que se dio la vuelta y se cruzaron nuestros ojos. En ese momento contemplé el rostro que ha marcado mi vida hasta ahora. En su mirada vi la satisfacción del psicópata, y aún peor, la carcajada en que se convirtió su rostro al verme allí, arrodillada ante mis padres. No podía creerlo, debía de ser una pesadilla, si aquello fuese real una luz dorada hubiese aparecido anunciando la llegada del viejo Tweek, pero era real, y él no apareció...
Desde entonces vivo sola, peregrinando de ciudad en ciudad ganándome la vida como puedo, adiestrándome en el manejo de las armas, con la esperanza de la venganza, la única posibilidad que tengo de calmar mi alma.
Este pequeño relato describe la historia de Gillian, la seria pícara halfling con la que he jugado tantos años, y al que tengo un gran afecto.
Siempre que creo un nuevo personaje suelo empezar haciendo unos bocetos conceptuales, un dibujo más elaborado con la ropa y equipo y escribiendo algo sobre su pasado que permita al master introducirlo en la partida.
Inicialmente Gillian iba a ser una pícara humana, pero tras caer en mis manos el nuevo y flamante libro "Players Handbook 3", repleto de dibujos a todo color 20 años despúes de la salida de AD&D, acabé por decantarme por una halfling... Y el resultado fue la pequeña y querida por todos Gillian.
No hay comentarios:
Publicar un comentario