jueves, 23 de julio de 2015

Crónicas del ocaso V (B): Búsqueda en la biblioteca hundida, traición en la corte

Finalmente, al atardecer, llegamos a la capital, Malfer, que mantiene gran parte de su antigua belleza, escondida debajo de una capa de suciedad, descuido, y limo. Poco a poco comienzo a notar una sensación de familiaridad, de volver a casa.
Cuatro enormes cadenas pugnan inútilmente por mantener la urbe a flote por encima del pantano, con poco éxito, especialmente en el barrio pobre. Al otro extremo de la ciudad, las principales torres del castillo aún atraviesan la silueta del cielo.
La antigua capital de mi casa, casi destruida, agonizante. Estaba temiendo algo así, pero el contraste es increíble. Mis recuerdos fugaces me permiten vislumbrar su antigua grandeza, calles limpias, avenidas transitadas, un centro del comercio, la seguridad y el conocimiento.
A pesar del interés que tiene Galen en pasar desapercibido, y ocultar su huida de la capital, resulta claro que no tiene sentido intentar entrar allí nuevamente de incógnito. Se descubre ante los guardias que flanquean uno de los puentes de acceso, y estos rápidamente nos permiten el paso y escoltan hacia el palacio.
Pasear nuevamente por aquellas calles me hace sentir familiar, y extraño a la vez. Familiar por los pocos recuerdos que mantengo, por la antigua grandeza que se mantiene a flote en algunas zonas, extraño por los recuerdos de Argo, y por el desanimo general que irradia la ciudad. La capital del conocimiento que intuyo está de capa caída, cubierta por capas de ignorancia y dolor, mezcladas a partes iguales con la mugre.
Llegamos al castillo y me asaltan nuevas sensaciones familiares, alegría, felicidad, y seguridad, más profundos cuanto más nos adentramos por sus pasillos, hasta que la visión de caras conocidas corta el hilo de mis recuerdos. 
Sir Fhaumann, el Toro Negro, y la arquera que acompañaba a Galen en nuestro primer encuentro, Alethra, nos cortan el paso, y comienzan a reprocharle que les dejara atrás una semana atrás. Una cosa es escaparse del castillo bajo su vigilancia, otra muy diferente, dejarles atrás para arriesgar la vida en solitario.
Poco después nos alcanza otra mujer, claramente noble por el séquito de criadas que la acompañan, y creyente por el aspecto de sus ropas. Se presenta ante nosotros como Lady Gwinna Argelan, elegida de Zarus. Galen tiene un aspecto imponente en general, claro descendiente de una de las Casas, y Lady Gwinna no se queda atrás. 
A continuación decimos nuestros nombres, y si alguno de los guardias de Galen se sorprende al presentarme como Eric Stormcaller, se lo guarda para sí mismo. Cuando le toca el turno a Ellaria, elegida de Ishtar, pasa a ser el centro de interés de la conversación para la hermana de Galen.
Por mucho riesgo que pueda suponer, en el camino había decidido que en mi antigua casa empleare mi nombre, o al menos lo más significativo de este para mí. Si permanezco con el engaño, antes o después se sabrá, y cuanto más tiempo tarde en aclarar la verdad, peor será el resultado. La cicatriz en mi hombro causada por Achiles es un recordatorio de que la realidad siempre sale a la luz, aunque sea dolorosa.
Nos guían hasta las habitaciones de invitados para que podamos descansar, adecentarnos, y prepararnos antes de la presentación ante la actual líder de la casa, Lady Bralecia Beimeth-Argelan, actual regente de la casa Argelan, y de sus tierras, y madre de Galen. Este se disculpa y se dirigió a sus aposentos, mientras comenta con el Toro Negro acerca del combate que habíamos tenido con los seguidores de Hagrosh a unas pocas horas de la capital. Ellaria queda absorbida por Lady Gwinna, que en apariencia desea tener noticias del exterior.
Nos juntamos nuevamente frente a la puerta del trono, Amae con una túnica blanca, una especie de traje de gala Genji. Dereck, y Achiles, con ropas elegantes, que les quedan bien, pero que les hacen sentir claramente incómodos, y finalmente Ellaria, sencilla, pero capaz de atraer y fijar la atención de los presentes sin esfuerzo, acompañada de Lady Gwinna. Galen, luce los colores de la casa, llevando unas ropas de exquisita manufactura. Yo, aunque más cómodo que Dereck y Achiles, siento un poco raras unas ropas que a fin de cuentas no son mías, en un cuerpo poco acostumbrado a este tipo de telas.
Nos abren las puertas, y entramos al salón del trono, familiar, tal vez demasiado para mí. Tengo que mantener la concentración para no decir más de lo recomendable ahora que me encuentro nuevamente entre aquellas cuatro paredes. En el trono, nos espera nuestra anfitriona, rodeada por un par de consejeros, un montón de guardias, y la típica parafernalia de peticionarios, nobles, y sirvientes típica de una corte.
Lady Bralecia mantiene una fachada regia, y un aspecto sorprendente para los pesares que habría pasado en la guerra. Pero no podemos decir lo mismo de su mente. Parece hablar como si viviese en una versión de la realidad distorsionada, y me preocupa sonar perturbado como ella delante de mis compañeros, delirante, desconectado.
No puedo pensar mucho en ello, porque las presentaciones comienzan mientras Lady Bralecia nos hace participes de su visión de grandeza y poder.
Los dos consejeros son Josef Argelan, guardián del conocimiento, un hombre de aspecto mayor, y sobrio, pero apacible, y Sir Noah Argelan, jefe de la guardia, y primo de Galen, en apariencia preocupado por que las palabras de su tía y señora no causasen conflictos innecesarios. Galen nos presenta a su madre en muy buenos términos, como los que posibilitaron que volviese sano y salvo. Lo que le gana otra mirada asesina de los miembros de su guardia personal.
Tras darnos las gracias, Lady Bralecia se muestra satisfecha al recordarle a Galen, que su prometida, una de las hijas de Lord Alesteir Valeris, llega en unos pocos días, y le indica que deje sus escapadas, y chiquilladas, y se prepare para cumplir con sus obligaciones.
La situación, sin ser extraña, pues noto una sensación de empatía con Galen, por haberme encontrado en alguna situación similar, me suena rara. Galen es por derecho, el heredero de la casa, pero su madre actúa como si aún fuese un niño pequeño, y ella la única que ve lo que debe hacerse. Y parece acostumbrada a salirse con la suya. Galen, se encuentra claramente incomodo con el compromiso, y con la actuación de su madre, pero en ningún momento la enfrenta.
Poco antes de que Lady Bralecia nos libere, cuando ya había dicho todo lo que flotaba en su cabeza, solicito un pequeño favor. Visitar la biblioteca hundida, indicando que parte de nuestro peregrinaje se debe a nuestro deseo de buscar cierta información entre sus volúmenes.
Lady Bralecia, graciosamente nos concede ese regalo, como si para ella el conocimiento no fuese de ningún uso, como feliz de que nuestras pretensiones no sean monetarias, e indica que a la mañana siguiente nos dirijamos a su guardián del conocimiento para que nos guíe en nuestra búsqueda.
Tras la recepción, nos llevan a un comedor para cenar tranquilos, donde conocemos a otra prima de Galen, Esabel, cuya aparición deja sin palabras a un Achiles que minutos antes se mofaba de como algunos hombres se distraen al ver mujeres guapas.
Una parte de mí se alegra de ver que Achiles puede pensar en algo más que la venganza, que esta superando lo que le había pasado, y a pesar de su tono en general cortante hacia cualquier cosa que comente, ya se quedaba sin palabras cuando se encuentra con chicas de su edad. Aprovecho para hablar un poco con Esabel para interesarme por su tío abuelo, Josef, y me tranquiliza indicándome que era una gran persona, alegre y bromista. Son buenas noticias, pero no explican las miradas curiosas que me había lanzado durante la audiencia.

A la mañana siguiente, nos juntamos para un desayuno ligero, donde Esabel y Noah nos acompañan, y se ofrecen a guiarnos hasta la biblioteca una vez terminemos. Dereck y yo aceptamos la oferta, mientras los demás dedican la mañana a otras obligaciones, ya fuese entrenar en el caso de Amae, y Achiles (que parece querer acercarse a la biblioteca con nosotros hasta que Amae le dirige una mirada seria), o en el caso de Ellaria, conocer la ciudad acompañada de Lady Gwinna. A Galen, las obligaciones de la corte le asaltan desde primera hora, impidiéndole acompañarnos a ninguno.
En nuestro camino a la biblioteca, Noah nos pregunta por nuestro aspecto familiar, que Dereck se apresura a aceptar con Achiles, y a desmentir conmigo, como una coincidencia. Noah parece sospechar algo, pero la respuesta de Dereck le corta. Poco después, cerca de la biblioteca, Noah se disculpa pues debe atender otras obligaciones de su cargo, dejándonos con Esabel para guiarnos. 
La biblioteca Hundida me trae nuevas sensaciones familiares, aunque no tanto aquellas memorias que me gustaría recuperar. Para ser un lugar en el que había pasado tanto tiempo, la noto fracturada como mis recuerdos. 
Amplia, y vieja, pero muy bien cuidada a diferencia de muchas zonas de la ciudad y del castillo mismo, aun mantiene su grandeza, y aunque esperaba un torrente de imágenes de mi pasado, me conformo con poco más que la típica sensación de familiaridad que me acompaña en todo el castillo. Y el mismo vacío en mis recuerdos que me acompaña desde la noche de la tormenta, como si me faltase algo importante.
Avanzamos a través de las puertas de acceso a la biblioteca, llegando al centro de esta, donde se encuentra Josef, consultando un libro. En cuanto interrumpimos su lectura se muestra inteligente e inquisitivo, y me lanza una pregunta.
-¿Eric Stormcaller? Es un placer conoceros, y poder hablar más libremente. ¿Es ese vuestro apellido de nacimiento o es un apodo elegido por algún motivo?
-Stormcaller es parte de mi nombre por derecho. Es parte de quien soy.
-Que curioso, porque ayer cuando os escuche presentaros, me alcanzó un recuerdo. El recuerdo de un miembro de la familia de hace muchos años. Alguien cuya fama llega hasta la actualidad. Esta mañana estuve repasando algunos libros, y mi recuerdo se confirmó. Pero ese alguien debería encontrarse en esta biblioteca como pez en el agua, y no necesitar de mi humilde ayuda.
Dereck, incomodo por la situación, o porque quedase al descubierto mi secreto, comienza a preguntar por información acerca de como destruir demonios.
-Si la ordenación de esta biblioteca es como debe ser, habrá libros sobre el tema en la quinta estantería, segundo estante, por aquel pasillo.- Dije señalando un pasillo parecido a los demás, guiado por un recuerdo provocado por la conversación con Josef.
Dereck aprovecha para llevarse a Esabel, un poco extrañada, con la excusa de que le guíe por los pasillos, mientras me quedo con Josef. Un movimiento astuto por su parte. Necesitamos aliados en la corte, y yo necesito acceso libre a la biblioteca, o esto llevará años, así que decido sincerarme. Cuando parecen suficientemente apartados, continuo.
-Mi nombre completo es Eric Stormcaller Argelan, y he venido desde muy lejos. Pero no recuerdo el porqué, y esperaba haber dejado alguna aclaración en lo que era la biblioteca principal de mi casa.
Con sus sospechas confirmadas, Josef resulta de gran ayuda, muchas cosas permanecen como recordaba, mi yo antiguo sin duda se había ocupado de organizar aquella biblioteca a su gusto, y en gran parte, ese orden se había mantenido. Pero las ampliaciones y adaptaciones más recientes, especialmente necesarias para evitar los efectos de la inmersión de la ciudad estan fuera de mi recuerdo. 
Josef aprovecha para preguntarme por mi historia, por lo que recordaba, que por desgracia son en gran parte fragmentos inconexos. Pero consigo hilvanar algunos recuerdos que cubren sus expectativas, y ganarme su confianza.
Comienzo a buscar lo que me interesaba, pero la primera jornada es poco productiva. Solo algunos libros de genealogía que me nombran de manera vaga y general. Por grande que fuese mi poder, no fui uno de los lideres de la casa, y los libros indican poco de los sucesos en los convulsos tiempos de la guerra que derroco a los enanos.
Por no sentirme del todo inútil en mi búsqueda, le encuentro un par de libros más, a Dereck. Parece que la venganza hacia Jason le espolea, eso y la preocupación por que Achiles no siga la senda autodestructiva que él siguió años atrás. 
Siento sus perdidas como mías, pero me ha dejado claro en varias ocasiones que es un asunto familiar, y yo no formo ya parte de su familia. También busco acerca de la Aguja del Sol, el destino de Ellaria, que de alguna forma me suena familiar.
Nos juntamos nuevamente por la noche, Ellaria por fin libre del acoso de Lady Gwinna, Dereck cansado de tanta lectura, y Achiles agotado del entrenamiento al que le ha sometido Amae. En general los demás parecen incómodos en la corte, pero decididos a aguantar por acompañar a Galen en su extraña situación, y un poco en menor medida darme la oportunidad de dar explicaciones una vez recupere mis recuerdos, y si es posible, buscar una solución a la situación que les satisfaga.
Por la noche, un impulso me lleva a fabricar una flauta con mis poderes, que aún conservan la delicadeza necesaria para crear cosas de pequeño tamaño, y a probarla. Primero con cuidado para confirmar que está bien afinada, y tras un par de retoques y ajustes, con completa naturalidad. Es extraño, no tengo recuerdos de un profesor de flauta o nada parecido.
Pruebo con varias melodías, sencillas al principio, pero luego, incluyendo unos pocos efectos mediante el uso de la magia, paso a canciones más complejas, y finalmente, intento una melodía que lleva en el fondo de mi cabeza toda la tarde. Los cantrips llevan el ritmo, y la sonoridad perfectamente, pero la flauta no responde a mis intentos. A diferencia de las canciones anteriores, no recuerdo como se toca, no recuerdo las notas. Lo dejo por imposible, y me voy a dormir.

A la mañana siguiente, desayuno rápidamente sin compartir palabra con mis compañeros. Lo menos que les debo es realizar mi búsqueda con presteza, y durante la noche se me han ocurrido algunas cosas nuevas que buscar. Las búsquedas son provechosas en parte, encuentro referencias a formar parte de un grupo de aventureros de gran poder y fama, el último rey enano, Alduin de Thorindor, mi maestra en la magia, Maelyth, un bardo gnomo, el Arlequín, el líder de otra de las casas, el Halcón, y una elegida de los dioses.
Conmigo, al que en ocasiones nombran como el Aprendiz, realizaron grandes hazañas, pero ninguna relatado de forma completa. Y cuando me acerco a algún avance prometedor, a algún recuerdo o a alguna historia interesante, o cercana a los inicios de la guerra, libros dañados, páginas arrancadas, e información mutilada me paran en seco.
Mi preocupación se torna desesperación cuando en un libro en perfecto estado de conservación, encuentro docenas de páginas en blanco borradas como por arte de magia. 
Que podrían contener, o que puede llevar a alguien a profanar así un libro, se escapan a mi comprensión. 
¿Porque alguien querría borrar parte de los registros?
Peor es el temor que surge en mi interior, ¿Porque podría haber querido yo desaparecer de los registros? ¿Que tenia que ocultar?
Dereck parece haber agotado su búsqueda personal, o su paciencia, y tras buscar cosas demasiado específicas, que difícilmente se encuentren en cualquier biblioteca de los reinos, y que si no supiese cual era su motivación me harían preocuparme por sus intenciones, decide pasar la tarde fuera de la biblioteca. 
Tras una jornada aún más desesperante que la primera, continuo mi extraño impulso de la noche anterior. Busco, y me llevo una partitura musical que contiene la canción que me esta persiguiendo, para practicar nuevamente por la noche en mi cuarto. Me sorprende encontrarla descrita como música sacra, pero no le doy mayor importancia.
Luego por la noche, después de practicar un par de veces solo con la flauta, vuelvo a probar con el acompañamiento mágico, que funciona, pero echo en falta una voz...
Y entonces me doy cuenta, Argo era quien aprendió a tocar la flauta. Arya echaba de menos las canciones de su madre, y como las canciones que entonaban en el templo de Ishtar parecían calmarla, el comenzó a practicar con la música.
También recuerdo el origen de la canción. Estoy tocando la canción que cantó Ellaria un par de días atrás en Villa Hestia. ¿Pero porqué me sale natural el acompañamiento de la música con los cantrips? Argo no sabía nada de magia, ni Eric de música. Más incógnitas, más preguntas, y ninguna respuesta.

Tercera mañana en el castillo, madrugo nuevamente. Hoy llega la prometida de Galen, y hace dos días que no le vemos, pero la cara que puso cuando su madre nos hizo participes de su compromiso no dejaba mucho lugar a dudas de su opinión respecto al compromiso. 
Bajo deprisa a la biblioteca, solo en esta ocasión, preocupado por la falta de avances, y temiendo que mis compañeros se impacienten.
Reúno varios libros con la vana esperanza de encontrar algo de provecho, y cuando comienzo a leer, me interrumpe Galen.
-Eric, que tal va la búsqueda.- Me giro contento de tener una excusa para hablar con alguien. Y teniendo en cuenta mi tensa relación con el resto del grupo, es agradable que sea Galen. 
-Un callejón sin salida por ahora, hay pequeños retazos de información, dispersos e incompletos, tengo la extraña impresión de que esta biblioteca esta fracturada e incompleta como mi memoria en todo lo que son referencias a mi pasado. Como si faltase algo importante.
-Lo siento.
-No lo sientas, no tienes nada que ver. Temo que es mi memoria la que me impide avanzar, si pudiera recordar algo, por donde empezar... Me siento como si tuviese un buen sitio donde buscar delante de mis ojos pero no fuese capaz de verlo. Pero que te trae por aquí? las dudas previas a conocer a tu prometida?- Se le cruza una mueca de disgusto.
-Algo así, he pensado que tú en tus tiempos igual te encontraste en alguna situación similar...
-Si, en un par de ocasiones al menos, mis padres intentaron casarme con hijas de nobles, pero logré escaquearme.
-¿En serio?-El destello de esperanza deja claro que no tiene ninguna fe en su compromiso.- ¿Como?
-Tranquilo chico, no te emociones antes de tiempo. Me temo que mi situación era diferente, yo no era el heredero, era el segundo hijo, y en el estudio de la magia tenía una excusa que permitió romper el compromiso sin ofender a la otra parte.-Su cara se torna nuevamente triste- De todas formas, aún no la conoces, igual puede ser una gran mujer. Mi sobrino tuvo que casarse por compromiso, pero surgió el amor, y fueron una pareja muy feliz.
-Eso no creo que pase, amo a otra.-Esto si es un problema serio, cuando el deber y el amor entran en conflicto.- Y Amae me corresponde-Ahora si que tengo que hacer un esfuerzo serio por no mostrar mi cara de incredulidad.
-Amae y tú?, Estás...?-Dejo la pregunta sin expresar, la situación se ha vuelto extremadamente problemática en tan solo un par de frases, y temo pisar terreno pantanoso. 
-No me respondas, esa es una decisión que solo podéis tomar los dos, y que yo respeto. Pero aunque ella es libre, sin duda, me temo que tú te encuentras en una situación muy diferente. Tu corazón puede estar en un sitio, pero el deber te ata a tu pueblo, y tus decisiones les pueden afectar.
-Lo se, pero yo no estoy preparado para esto, era mi hermano quien tenía que gobernar, el que estaba preparado para ese tipo de sacrificios.
-Solo puedo pedirte que no hagáis ninguna locura, no escapéis por la noche del castillo ni nada parecido. Entiendo que puedas querer hacerlo, pero tu pueblo no se merece que huyas, y Lady Valeris... Al menos debes darle una explicación, o se puede crear un conflicto aún peor.
Galen se queda abatido, temo haber sido muy duro con el chico, al poner voz a sus temores, pero no se me ocurre aconsejarle otra cosa, no esperaba una noticia así. Se aleja murmurando que tiene obligaciones que cumplir antes de la llegada de su prometida. 
Estoy tan concentrado en mis preocupaciones, en mi búsqueda, que se me ha olvidado fijarme en lo que pasa a mi alrededor.
Vuelvo a sentarme delante de los libros, dos días buscando infructuosamente, y no he encontrado nada de provecho. Galen acaba de retirarse tras soltarme la noticia, y mi mente, divaga mientras miro la montaña de libros. No tengo muchos recuerdos de grandes amores, ni hay ningún registro de que me casase o tuviese descendencia. 
Bueno, no por parte de Eric. Argo es diferente, sí hay recuerdos de su mujer, pero gran parte de los sentimientos extrañamente se me escapan.
Solo en momentos especialmente significativos para Argo soy capaz de notarlos, justo lo contrario que me pasa con mi pasado, sentimientos sin recuerdos, sin memorias en las que basarme.
Apoyo la cabeza entre mis manos, mientras masajeo mi sien. Esta búsqueda va a ser larga, y noto que se me acaba el tiempo. Es aún pronto, pero madrugar después de estar toda la noche dándole vueltas a la canción no ayuda mucho a mi concentración.
Empiezo a notar el cansancio, agravado por la búsqueda infructuosa...

Noto como mi cara se desliza entre mis manos, y termina demasiado cerca de la mesa, justo a tiempo. Abro los ojos sobresaltado, y me encuentro mirando de frente otro libro mutilado, maltrecho, con su información saqueada. 
Este libro esta siendo una perdida de tiempo, como muchos otros. Aquí faltan cosas, y los mejores libros para lo que estoy buscando, diarios, mis notas de desarrollo, algunas de las mejores fuentes de consulta que había en todos los Reinos del Ocaso, ninguna estaba disponible. Josef es una gran ayuda, pero no encuentro lo que busco.
Miro a mi alrededor, y estoy solo en la biblioteca, el resto estarán preparándose para la recepción. Igual he sido muy duro con Galen, pero tiene que ser fuerte, un líder de casa no puede ser solo buena gente, debe anteponer el bien de su pueblo a sus deseos, a sus necesidades, e incluso a veces a su amor.
Empiezo a escuchar la canción al otro lado de una estantería. Otra vez esa canción, no puedo quitármela de la cabeza, y el fabricar una flauta, y haber estado tocándola en mi cuarto las noches anteriores no ayuda. Ellaria es una cantante increíble, y aunque la flauta no hace honor a la canción, Argo había sido bastante bueno con ella, y el cuerpo recordaba. Recuerda más que mi fracturada mente. 
Recuerda los movimientos, recuerda como controlar la respiración, y hasta recuerda sensaciones. La sensación de felicidad al tocar para Arya recién nacida mientras Ellaria me observa acunándola...
No, eso es imposible, no era Ellaria, Argo apenas conoció a Ellaria. Su nombre era, ... era, ... maldición ahora tampoco puedo recordar su nombre. Y la canción sigue llegando desde el otro lado de la estantería.
Me levanto y me dirijo al otro lado de la estantería, estirarme me vendrá bien, y ver a Ellaria... no se si me vendrá bien, pero al menos puedo pedirle que no cante la canción aquí abajo, o que cante otra canción, o que se yo... Todo sea estirarse un poco y dejar atrás la perdida de tiempo que está resultando el libro y la búsqueda en general. Ya improvisaré.
-Ellaria, podrías... - Nunca sabré que podría hacer Ellaria por mí, porque mis palabras no llegan a nadie. Detrás de la estantería, solo más estanterías de libros. Genial, no recuerdo mi pasado, tengo visiones, mezclo memorias con recuerdos que no existieron, y ahora escucho canciones en el aire.
Pienso en volver al libro, y vuelvo a escuchar a alguien tarareando, en una zona más apartada de la biblioteca. Parece que no estoy tan loco. 
Sigo los tarareos un rato por la biblioteca, otra vez la canción. Sin duda es Ellaria. Me intento acercar al sonido de la canción, aunque la sigo a distancia, pues sigo sin tener claro que decirla, mejor dicho, que quiero decirla, o que debo decirla. Giro una última vez, a punto de encontrarla, y me encuentro de frente conmigo mismo, un espejo de cuerpo entero que no recuerdo en una zona a la que no se llegar...
No, este espejo no estaba antes. Grande, con un marco plateado, delicado, de exquisita manufactura, y grabado en todo el borde. 
Me miro, y he de reconocer que el nuevo aspecto que tengo es bueno. Este cuerpo, aunque un poco mayor frente a lo que tenia en mente, esta en muy buena forma, es capaz de realizar los intrincados movimientos de la magia como su hubiese practicado años, y no tiene mala apariencia. Incluso Argo parecía buena gente por los recuerdos que tengo.
¿Porque le caería el rayo?, ¿Y porque tenía que morir? Son preguntas que nunca encontraran respuesta a este paso.
Me giro de vuelta a la mesa de lectura, la canción ya no se escucha, y ya he remoloneado bastante, si no voy a avanzar más en la búsqueda debería subir a prepararme para la recepción.
-Eso te gustaría, ¿verdad? ¿Que nunca hubiese respuesta? ¿Demostrar que eras mejor que yo sin tener nadie con quien compararte? Nadie debería echarme de menos porque mi vida insulsa valía menos que la tuya?- me giro lentamente y veo como mi reflejo está echándome un rapapolvo- Seguir siendo el que se guía por el bien de mayor, el salvador de la casa, del mundo si es necesario. Nuevamente alguien querido, y temido, respetado, y libre, pues no.
-¿Argo? ¿Como es posible?
-No se, ¿magia quizás? Dímelo tú, ya que eres el experto en magia, o tal vez en fastidiarla al usarla. No te haces a la idea de la que has liado con ese hechizo tuyo.-Su mirada de reproche me atraviesa.
-Eso no es justo, yo quería ayudar.
-Claro, querías evitar la guerra, querías salvar al reino, y vengar a tus amigos, querías ser querido, querías... ¡escapar de la muerte, reconócelo!.-Argo avanza y sale del espejo- Tu vida llegaba a su fin, y no te sentías preparado.
Sus palabras se clavan en mí, demasiado sinceras, demasiado reales. Si yo conseguí algunos de sus recuerdos, parece que él también consiguió otra parte de los míos.
-Quería ayudar..., quería...-mi voz suena poco convencida, sabe como atacarme, donde crear la duda.
-Querías ser libre, y joven para siempre, como todos. Pero para eso no tenia porque desaparecer yo. Querías volver a tus aventuras de juventud, a la fama y a la gloria, pero sin tener que pagar el coste del poder, sin tener que estudiar, sin tener que pagar por tus errores. Pero tu tiempo pasó, esta era mi historia, no la tuya.
Caigo de rodillas en el húmedo suelo, abatido porque tiene razón, conoce mis razones reales, conoce mi corazón como si fuese el suyo, porque lo es...-Ojalá pudiese deshacer el daño Argo, nunca quise...
-Me has impedido quedarme con mi familia en sus momentos más duros,-me interrumpe nuevamente-, por ahora me has impedido vengar a aquellos que he perdido, y aunque agradezco que hayas intentado poner un poco de cordura en Dereck, sigues estando mas preocupado por lo que tú quieres hacer, me estas impidiendo reconstruir una vida.
-Puedo hacerlo por ti, puedo poner mi magia a disposición de Dereck y Achiles, puedo ayudarles en la venganza.
-No todo puede resolverse con magia, como has demostrado, y la venganza tampoco es el camino, como Dereck demostró una y otra vez. Eso solo te deja vacío, deberías saberlo, o mejor dicho recordarlo. -Para un instante, recapacitando.
-Pero igual, sí hay algo que puedes hacer, por ejemplo devolverme el control de mi cuerpo. Eres demasiado poderoso incluso ahora, incluso limitada, tu mente y tu voluntad son demasiado fuertes para las mías, no me dejas salir, no puedo dar ninguna señal...
-No te entiendo, estas muerto.
Argo se acerca a mi, y pone su mano sobre mi hombro. -El hechizo no hizo lo que querías en muchas cosas. ¿Por que quieres auto convencerte de que algo de lo que crees funcionó? No creo un cuerpo nuevo, no fue instantáneo, no mantuvo tus recuerdos, no ocupó un cuerpo sin alma. No funcionó.
Argo se abre la camisa, para mostrar su torso sin tatuajes.
-O tal vez funcionó de forma perfecta, según lo que creías era un plan perfecto y no eres capaz de asumirlo, no quieres recordarlo. Quizás creó un nuevo receptáculo donde almacenar tu consciencia y tu esencia, aunque no fuera un cuerpo humano, ya que nuestros cuerpos no cumplirían las expectativas que tenías.-noto como mis tripas empiezan a revolverse y cierro mis ojos. Mientras habla, sus palabras me golpean, y me asaltan sensaciones y recuerdos fugaces, que desaparecen al instante sin llegar a fijarse en mi memoria.
-Quizás si fue instantáneo, pero no quieres recordar lo que hiciste, lo que te obligaron a hacer, porque el cuerpo que compartiste en aquella ocasión tenía una voluntad aún mayor que la tuya, y te utilizó para comenzar la guerra en lugar de evitarla.- flashes de muertes a mis manos, muertes de seres queridos, caras conocidas, caras que no consigo recordar, muchas caras, demasiadas...
-Crees que tú no sufriste la maldición de tu casa, porque igual sufriste un castigo diferente al que crees, y por eso te ha costado tanto volver.-un espacio sin limites, una sala blanca sin lugar donde anclarse, libre de su voluntad, de su odio, pero atado a la culpa.
-Quizás no mantuviste tus recuerdos porque fueron demasiado traumáticos. Y lo que te puedo asegurar es que yo no morí, cuando caíste sobre mí perdí la conciencia, y tomaste el control.
- Como? Que estas diciendo?
-Quizás esta vez si puedas enfrentarte a tu enemigo, no como la última vez, pero para ello tienes que empezar a tomar conciencia de lo que eres.-Miro hacia el suelo, y no veo mis pies, ni mis piernas, solo unas runas en el aire, que bailan y danzan.-Y podrías dejarme llevar el timón de mi cuerpo otra vez.
-Que estas insinuando?
-Yo no insinúo nada, tus recuerdos son muy fuertes, pero no puedes acceder a todos, porque no deseas ser consciente de ellos, tus conocimientos son tan amplios que no necesitarías ningún libro de esta biblioteca porque todo está en tu memoria, pero no quieres recordar, porque tienes miedo. 
-Pero yo sí puedo leerlos. Ochocientos años encerrado solo con la culpa pueden volver loco a cualquiera, ochocientos años planeando venganza, buscando una forma de salir de allí, pero no conseguiste escapar entero.-intento mirar mis manos, y solo veo más runas flotando- Puedo ayudarte, pero debes de dejarme salir, no puedes dejarme aquí, encerrado en mi cuerpo.
Argo se aparta a un lado para dejarme ver mi reflejo, y solo veo un montón de runas en el aire. Intento gritar, pero no puedo, me comprimo, implosiono, y exploto en todas direcciones.
...
vacío
...
silencio
...
otra vez en la cárcel, otra vez en la sala blanca infinita y sin salidas, otra vez en el no-espacio en el no-tiempo
...
otra vez atrapado? no, una parte de mi consiguió escapar, crear una salida, delante mío está la pequeña grieta, casi un espejismo y puedo intentar salir completo por allí
pero no puedo dejar que salga detrás de mí
una nube gris oscura empieza a formarse, se gira y se prepara para repeler al vórtice nuevamente, ojalá pueda pararle esta vez, ojalá aquello que escapó pueda dar el aviso
y nuevamente escucho la canción
...

Noto como mi cara se desliza por mi brazo, y golpea el libro que está en la mesa.
Miro mis manos, cubiertas de runas, la mano derecha una noche de tormenta sobre un acantilado, la izquierda una cara familiar, pero a la vez desconocida. Poco a poco, al pensar en ellas, al intentar recordar donde he visto esas imágenes, los dibujos se desdibujan, las runas se repliegan, se esconden, como si supiesen algo que no recuerdo, y temiesen decírmelo...
Me levanto y sigo el camino que ande en el sueño, a través de las estanterías, hasta un espejo que antes no estaba, un espejo que ahora está roto.
Mientras lo observo, Amae se pone detrás mío de forma silenciosa, doy un respingo cuando me habla. Se sincera conmigo como hizo Galen.
Es agradable pensar que los dos confían en mi como para pedirme consejo. Aunque me arrepiento de lo que le he dicho a Galen. pero no puedo menos que decirle lo mismo a Amae, no estoy en contra de ellos, pero la situación es problemática, el momento inoportuno, y Galen tiene responsabilidades de las que no debe huir.
Me pregunta sin mucho interés por mi respuesta por mi búsqueda, y me avisa, me amenaza casi, de que he de darme prisa, es posible que haya que irse corriendo de la ciudad, o que nos echen. Me deja nuevamente solo observando el espejo roto, como mis recuerdos.
Los sonidos de agitación en la corte por la llegada de la prometida de Galen se hacen palpables, ya debe estar entrando en la ciudad, y lo mejor que puedo hacer es prepararme para la gala de presentación. Antes de subir, no se si por miedo, por capricho, o por rebeldía, termino arreglando el espejo con un hechizo sencillo. Mis sueños o temores no me definen, me definen mis acciones, y seguiré siendo el constructor que creo que fui.
La presentación es larga y protocolaria, y la incomodidad de Galen, y de su prometida, Lady Libette Valeris, notables. Las miradas incomodas, y furtivas de Amae, así como su elección de un vestido bastante más impactante del que empleó en nuestra presentación adquieren un significado diferente para mí después de las confesiones de la mañana, pero el extraño sueño, y mi incapacidad para hacer avances relevantes no hacen ningún bien por facilitarme mantener la atención durante el pesado protocolo.
La madre de Galen, ajena a lo que pasa ante sus narices, o tal vez empeñada en seguir las ideas locas de su cabeza, parece disfrutar del evento, y aprovecha para anunciar que al día siguiente se realizará un baile en honor a la ilustre invitada. 
Dereck parece encontrarse fuera de lugar. Hasta Ellaria parece preocupada. Me extraña, más aún cuando la elegida parecía acostumbrada a la vida en la corte, o algo parecido. Temo que pueda haberla pasado algo y no haberme enterado como con Galen y Amae.
Tras lo que me parece una eternidad, y una perdida de tiempo, nos juntamos para cenar, con la normal ausencia de Galen. Aunque invitados suyos, no tenemos acceso al salón principal, menos aún con la gran cantidad de caballeros y damas que forman parte del cortejo de Lady Libette.
Una cena bastante animada en general después de la tensión de la presentación, en la que Ellaria comparte con nosotros que cantara la noche siguiente durante la celebración del baile me hace olvidarme por un rato del nulo avance de mi búsqueda. 
Amae parece tensa con todo, el lugar, la comida, la compañía, supongo que las preocupaciones la asaltan, especialmente tras la presentación de Lady Libette, y nuestra desafortunada conversación de esta mañana. Odio las prisas que me impone la situación, y más aún que me restrieguen mi falta de avances significativos. Como si no fuese el primer interesado en encontrar lo que buscaba.
Poco a poco la sala se va vaciando de gente ajena al grupo a medida que se hace mas tarde. Cuando todos estábamos callados, Amae lanza una mirada a Ellaria, como pidiéndole permiso. Me giro para ver a Ellaria asintiendo, y recuerdo un sonido.
...tras sonar la campana, el pasillo empezó a llenarse de gente que salían de los laterales para andar por el amplio pasillo flanqueado por enormes estatuas... 
Antes de que pudiese recordar donde podría localizarse mi visión, Lady Gwinna entra como un huracán en la sala, donde solo nos encontrábamos Ellaria, Amae, Dereck, Achiles, y yo. Se ha enterado del secreto de Galen y Amae, y parecía querer echarla a rastras fuera del castillo delante de nuestros ojos.
Tras las amenazas, sale dando un portazo, dejándonos inmersos en el silencio. 
-Bueno, ya lo sabéis. Siento no poder decir antes… - Amae, parecía antes dispuesta a sincerarse con nosotros, pero la interrupción de Lady Gwinna la deja en una situación aún peor– Siento poneros en peligro…
-No tienes que disculparte Amae – Se apresura a añadir Ellaria.
Parece la única capaz de decir algo para apaciguar a Amae. Dereck y Achilles están estupefactos, y yo posiblemente haría más mal que bien de haber abierto la boca.
-No permitiré que os hagan daño por esto. Sólo Galen y yo debemos asumir consecuencias… -El malestar de Amae es notable– Debemos estar preparados para lo que venga.
Intentamos hacer planes para..., no tengo claro para que. Acelerar mi búsqueda, partir deforma apresurada, arreglar el reino y el mundo de paso... La verdad es que no se nos ocurre nada que realmente pueda considerarse un plan, y durante la conversación Amae desaparece de la sala. 
Como no veo mucho futuro en la conversación, me disculpo ante el resto de mis compañeros para intentar encontrar algo en la biblioteca, adelantar algo de trabajo, progresar, lo que fuese.
La alegría y camaradería de un rato antes se ha convertido en nuevas prisas, y me molesto con otra jornada sin avance.
Paso toda la noche en la biblioteca, solo y preocupado, lejos de caballeros y damas que socializan en el salón principal, lejos de los miembros del servicio y los soldados que guardan el reposo de sus señores, lejos de la música y las distracciones, lejos de la compañía y las conversaciones, lejos de cualquier cosa parecida a una familia, o a amigos, inmerso nuevamente en la lectura.

Despierto al día siguiente en uno de los sofás de la biblioteca, cubierto por otro libro que no contiene nada de valor, rodeado por montones de tomos inútiles. Si no hubiesen sido mutilados...
Un corto paseo para cambiarme y quitarme el aspecto de recién acostado, y un frugal desayuno dan paso a otra jornada de infructuosa búsqueda y tediosa lectura que no auguran mejores resultados que los dos días anteriores.
A media mañana, un alboroto llega hasta la biblioteca, rumores de un intento de asesinato, y de Amae escapando por los muros del castillo hasta la ciudad me dan una excusa para levantar mi atención de los libros, e intentar sentirme útil.
Dereck, Ellaria y yo nos reunimos a medias de equipar en la puerta del castillo, y nos dirigimos rápidamente en pos de la persecución fuera del castillo, pero perdemos el rastro de dos personas que huyeron apresuradas en dirección a los suburbios de la ciudad.
Cuando pensábamos volver al castillo, nos encontramos con Amae volviendo, arrastrando un hombre incapacitado. Nos pone al día rápidamente indicando que una asesina intentó acabar con Lady Libette mientras ambas estaban cerca en uno de los jardines del palacio.
Ella reaccionó rápidamente e inicio una persecución, que acabó en una pequeña emboscada fallida por parte de su inconsciente acompañante y otro compinche, que le hicieron perder el rastro en una iglesia cercana.
Afortunadamente una de las cosas que mejor se le da a Dereck es seguir un rastro fresco, y con las indicaciones de Amae de donde acabó la persecución, recupera el rumbo de huida de la aspirante a asesina.
Llegamos hasta una casa bastante desvencijada, donde, tras un catastrófico intento de entrar de forma sigilosa, avisamos a todo el vecindario de nuestra presencia, especialmente al grupo de matones que se encuentran en la zona para cubrir la escapada de la asesina. Un grupo de apoyo es razonable, un segundo grupo empieza a rozar lo paranoico.
Me siento inútil por las malditas restricciones al uso de la magia, no puedo emplearme a fondo con público en medio de la ciudad. Hasta que Ellaria comienza a emplear bendiciones para defenderse. 
Rayos y truenos resuenan en el callejón, y alejan a posibles espectadores y curiosos. Lo que da paso a que yo imite sus acciones, confiado en que su presencia nos de una excusa frente a posibles acusaciones. 
Pero en el fondo no lo hago por la coartada, comienzo a lanzar magia porque lo siento natural en su compañía, ella está luchando por su misión, y yo no puedo por menos que dar todo lo que tenga disponible para ayudarla a conseguirlo. También es como si hubiese una sana competición entre ella y yo, algo que habíamos hecho antes decenas de veces...
El combate se vuelve desesperado cuando la asesina aparece desde las ventanas del segundo piso de la casa, y deja inconsciente a Ellaria, y los matones que quedaban en pie acorralan a Dereck, y le dejan malherido contra una pared.
Recurriendo a mis últimas fuerzas mágicas, consigo noquear a la mayor parte de estos, y Amae, demostrando una vez más su increíble capacidad de combate, lanza contra el otro lado del callejón a la asesina desarmada, abatida, en apariencia derrotada.
Me acerco a Ellaria y a Dereck, para comprobar su estado, preocupado, mientras Amae vigila a la asesina.
Esta, se incorpora, y grita -¡El Vigilante lo ve todo!. -Agarra un colgante que llevaba al cuello, con forma de ojo, como si fuese su escapatoria, pero Amae se lo arrebata, para estrellarlo contra el suelo como si ardiese en su mano, y se disuelve en segundos.
Con el forcejeo, la cara de la aspirante a asesina queda descubierta, y reconocemos a la asesina como una de las doncellas de Lady Gwinna.
Entonces me doy cuenta de que la asesina no intenta escapar, intenta eliminar rastros. Empieza a gritar, como si el dolor la estuviese partiendo en dos, y su cabeza se abre por la mitad, y su cerebro salta fuera del cuerpo apoyado en cuatro grotescas garras. El resto de la mujer se disuelve como ha pasado con el colgante.
Recibo un pequeño flash, y lo reconozco como una especie de aberración parasitaria, que mata al portador, y ocupa su lugar. Es una criatura extraña, casi imposible de controlar. Lo que parecía un ataque mundano, político posiblemente acababa de tornarse en algo mucho más complejo y peligroso.
La criatura sale corriendo fuera del callejón mientras intento reanimar a Ellaria, ya que Dereck parece estable dentro de la gravedad de sus heridas, y Amae sale tras la criatura, para por algún extraño motivo, volver despedida al callejón, supongo que tras ser golpeada por un atacante al que no consigo ver. 
Con Ellaria más o menos estable, me acerco a Amae, para encontrarla con el corazón parado. Por suerte, su atacante no entra para rematar el combate.
Hago lo que puedo por Amae, que no es mucho, y Dereck, me pide que le consiga unas bayas. Pienso que finalmente ha perdido la cabeza, hasta que recuerdo las capacidades que ha demostrado los últimos días, en sintonía con la naturaleza. Le consigo las bayas, y entona un rápido cántico, para proceder a darle un par de las bayas a Ellaria, que recupera la conciencia, y después emplea su magia con Amae.
Me siento celoso de que Dereck haya parecido el salvador frente a Ellaria. Se que es una estupidez pensar así, lo importante es haber conseguido evitar el intento de asesinato, y haber sobrevivido, no apuntarse puntos. Igualmente, dudo que pueda conseguir que piensen mejor de mí si no consigo alguna respuesta, algún recuerdo.
Volvemos al castillo mientras me debato con mis celos, con varios matones inconscientes, pero pocas pruebas reales de la asesina. 
El interrogatorio lo lleva Noah, y con Lady Libette apoyando la versión de Amae como salvadora, y el posible apoyo de Galen desde las sombras, nos sueltan tras unas pocas preguntas, sin acusaciones en nuestra contra.
Noah nos pide a Dereck y a mí que mantengamos los ojos abiertos, y le avisemos si vemos acciones sospechosas. Mantener el orden en la ciudad con la locura de su señora debe ser un trabajo complicado, pero con el cortejo de Lady Libette, y la ceremonia tan cerca, parece que encontrarse superado.
Nos separamos para prepararnos para el baile de la noche, y aprovecho la excusa para recuperar sueño perdido la noche anterior en lugar de volver a bajar a la biblioteca. No voy a encontrar nada de provecho alterado como estoy por el combate y la falta de descanso. Me falta algo, una pieza importante para poder avanzar, y repitiendo las mismas lecturas no voy a conseguir nada...
Despierto cuando atardece, llega el baile, y mientras me preparo, temo que el intento de asesinato de Lady Libette este en boca de todos.
Cuando llego al salón principal, me sorprendo. No se si gracias a un momento de lucidez, o de locura extrema, Lady Bralecia comienza dando un discurso acerca de los enamorados tortolitos, y de como por la ardiente pasión que les consume, han decidido adelantar su compromiso a solo un par de días.
Al ver la cara de sorpresa que ponen los dos "tortolitos", está claro que no han recibido aviso previo de las declaraciones que acaban de escuchar. Pensándolo fríamente, la declaración de adelantar la boda, no solo acalla los cotilleos acerca del intento de asesinato, también atenúa los rumores que pueda haber de la relación entre Galen y Amae. Igual Lady Bralecia está muy bien informada, o no tan loca como parece.
Entre felicitaciones a los prometidos, y rumores a su espalda, me doy cuenta de lo que la noticia significa para mí. Dudo que dispongamos de un día más para la búsqueda, o bien Galen y Amae deciden plantar cara, o escapar de la ciudad, o alguien va a terminar informando a Lady Bralecia, y en el mejor de los casos nos echa a patadas de la capital. A pesar de todo, no me encuentro más cerca de terminar mi búsqueda que cuando llegamos tres días atrás.
Abatido por mis pensamientos, veo como Ellaria se acerca al centro de la sala de baile, y recuerdo que nos comentó que iba a actuar esta noche. Lady Bralecia anuncia la actuación de la vestal, y toda la sala aguanta en silencio. La fama de las canciones de las vestales de Ishtar sigue viva después de tantos años. 
La canción, profunda e inspiradora, e incluso un poco melancólica, que palidece al lado de la increíble ejecución de Ellaria. Me tengo que concentrar para evitar los impulsos de generar un acompañamiento a la canción con mi magia, y noto como mi corazón late al compás de la canción.
Cuando la canción acaba, unos segundos de silencio, mientras la concurrencia y la realidad contienen el aliento para absorber en la memoria las últimas notas antes de que desaparezcan. Y a continuación, una avalancha de vítores y aplausos. Gran parte del público, yo incluido nos encontramos con los ojos llorosos de la emoción.
Tras la actuación de Ellaria, un grupo comienza a tocar música para que Galen pueda inaugurar el baile con su prometida, y Amae desaparece de la sala.
Caballeros y damas salen a la pista de baile, y me sorprende agradablemente ver como Achiles saca a bailar a Esabel. Un atrevimiento inesperado, pero que me alegra ver, y me inspira a intentar algo que lleva rondando un rato mi cabeza. 
Me acerco a Ellaria, que parece querer quedarse apartada de la atención que generó con la canción, y haciendo uso de la invitación más galante que recuerdo, la invito a bailar, y para mi suerte, ella acepta.
Ellaria demuestra ser una gran pareja de baile, y de alguna forma, aunque no mantengo grandes recuerdos de mi pasado, el baile me sale de forma natural, como si lo hubiese practicado unos días antes.
Entonces, me indica que mi mano igual está demasiado baja en su espalda. Me siento avergonzado al comprobar que efectivamente, una de mis manos se esta tomando demasiadas familiaridades, y lo corrijo. 
Terminamos el baile de forma aceptable, pero he perdido el ritmo que me guiaba unos segundos antes. Me disculpo mientras abandonamos la pista de baile.
Me siento tentado de pedir disculpas otra media docena de veces, pero de nada serviría. No soy capaz de encontrar nada de utilidad en mi búsqueda, soy un desastre como consejero, y ahora no consigo siquiera ser una compañía decente para Ellaria.
Ella no comenta nada acerca de mi desliz, como si hubiese sido un desliz inconsciente, pero en mi interior siento que he estropeado algo. Aguanto un rato más en la sala, más por respeto a Galen que por gusto, y por no dejar a Ellaria sola, pero en cuanto veo una oportunidad, me retiro de la sala. Dudo entre dirigirme hacia la biblioteca o hacia mi cuarto, y me decido por el segundo. Ya que parece que esta noche no me va a salir nada correctamente, mejor será que duerma un poco. 

Despierto el cuarto día en mi cuarto, por una vez descansado, y dudo si remolonear un rato más en la cama. Pienso que hacer cuando me encuentre a Ellaria, y alguien comienza a llamar con claro apremio a mi puerta. 
Temo que algo haya pasado por la noche, y los guardias vengan a detenerme, pero tampoco voy a hacerles esperar si no va a servir de nada. Cuando abro la puerta, encuentro a Josef con cara de clara excitación.
-Creo que lo he encontrado- Exclama nada más abrí la puerta
-¿El qué?
-Lo que estabais buscando. Rápido, sígueme a la biblioteca. He mandado a gente a avisar a tus compañeros, nos darán alcance allí.
Me guía de forma apresurada hasta la biblioteca, y dentro de esta, a una de las salas de lectura apartadas. Ha retirado sillas y mesas, y una gruesa alfombra, para dejar a la vista un circulo grabado en la piedra del suelo. 
El exterior compuesto de varias runas, avisos, y protecciones frente a la intrusión, accidental o deliberada, de aquellos que no estuviesen instruidos en la magia, o que estuviesen realizando una búsqueda muy específica. 
En el interior, marcas de secciones que conforman y guían la energía que alimenta las runas desde el núcleo. En el centro, algo que evoca mi marca personal, el tigre de la casa Argelan, y el rayo que lo atraviesa, y aunque me parece intuir otro dibujo sobre impuesto, parece borrado .
Una cerradura arcana, nada que se haya quedado fuera de mi alcance. No es solo eso, otra descripción más exacta roza mis recuerdos, pero se desvanece antes de que pueda ponerle nombre. Ya me preocuparé de recordar el nombre del portal más adelante, ahora lo importante es abrirlo.
Me arremango, y evoco las pautas de un hechizo, un ritual, que permite abrir todo tipo de cerraduras, arcanas o normales. Mientras lo ejecuto, escucho como uno a uno, mis compañeros entran en la sala. Al llegar Ellaria en medio del ritual, me alegro de tener una excusa para no disculparme nada más verla.
Las runas exteriores se van iluminando a medida que el ritual progresa, hasta que al terminar, solo queda una por encender. Un nombre, el nombre de alguien. Lo comparto con mis compañeros, pero si el portal es obra mía, el nombre estará en mis recuerdos, no en los suyos.
Pruebo con mi propio nombre, mi apodo, y los nombres de mi familia en la antigüedad, pero ninguno funciona. Pruebo con el nombre de mi maestra, del rey enano al que acompañé, incluso con el Halcón, y nada.
Y entreveo el dibujo medio borrado, una ola, y recuerdo la denominación del portal, una puerta de Ishtar. Me asaltan recuerdos de la elegida que nos acompañaba, de lo que llegué a sentir por ella, de cual era la fe que profesaba, y la creencia que llegó a inculcarme. 
Y al recuerdo finalmente su nombre, pienso que sea una broma del destino, o peor aún, un castigo de los dioses por intentar saltarme sus leyes, pero ahora sé cual es el nombre que he de usar. Resignado, y con todas las miradas atentas en mis, hasta entonces, inútiles intentos, pronuncio su nombre, seguro de que éste es la clave.
-Ellaria
La última runa brilla, y las secciones intermedias, se hunden y empiezan a esconderse en las paredes para revelar una escalera de caracol que se adentra más en las profundidades. Pero nadie está mirando el portal, veo la cara de Ellaria, miedo y algo más la perturban, y bajo la mirada. 
Supongo que todos me miran con cara de sorpresa, pero Amae, es la primera en reaccionar. Me empuja por el cuello hasta estamparme contra una pared, pone su espada en mi cuello, y me exige una explicación.
Me siento tentado de forcejear, molesto ya de que todas mis acciones se consideren ataques premeditados. Amae es muy rápida, pero me da la impresión de que no es tan fuerte como parece, me ha empujado contra la pared, pero en parte me he dejado. El cuerpo de Argo es fuerte, más grande y está en buena forma. 
Pero eso no serviría de nada, en todo caso me haría parecer más culpable. Y cuando Dereck me amenaza a su vez con la espada, y se suma a la petición forzosa de explicaciones, desisto de entrar en rabietas sin sentido.
-Es un portal que lleva ochocientos años sin ser abierto. La clave estaba ahí desde hace siglos, y yo no he podido cambiarla antes de hoy. Es el nombre de alguien que fue importante para mí, en el pasado.
Guardo para mí el resto de coincidencias que acabo de intuir, o recordar.
Una elegida de Ishtar, llamada Ellaria, que formaba parte del grupo. Una vestal que por las noches nos inspiraba con sus canciones acompañada por el Arlequín. Alguien que para mí llegó a ser bastante más que una compañera de aventuras.
Galen entra en la sala, parece que ha podido escabullirse de sus otras obligaciones, y su presencia da paso a que Amae se calme y me libera tras la mirada aprobatoria de Ellaria. El ambiente se relaja lo suficiente como para que nos pongamos en movimiento, pero todos siguen atentos a mi, como si fuese a matar a alguien. 
Josef y Esabel se quedan en la biblioteca, vigilando el acceso con Achiles, mientras los demás bajamos hacia lo que sea que mi yo pasado ocultó. Tengo que responder por cualquier cosa medianamente imprevista. Unas cadenas sueltas a mitad de camino, la lámpara que sujetaban estrellada en la base de las escaleras, la presencia del escudo de Isthar en las puertas que hay en la base. 
Todo son quejas.
Dereck intenta bromear un poco cuando Galen abre la puerta medio bloqueada, pero nadie le ríe la gracia. Y entonces, a pesar de la humedad, y del olor a cerrado, podrido, reconozco el pasillo de mi visión unos días antes.
Un ancho corredor flanqueado por estatuas de personalidades de la casa Argelan, mi abuelo, mi padre, y mi hermano entre otros, y cerca de una de las puertas que se abren a los laterales, una estatua de mi yo antiguo. 
He olvidado mi aspecto, al menos el que represento en la estatua, de una edad parecida a la que tiene mi cuerpo ahora, pero más delgado, más estilizado, y con ropas, he de reconocerlo, un tanto extravagantes, se diría que ropas de aventurero.
Comentarios acerca de los excesos de los nobles llegan a mis oídos, y me devuelven a la realidad.
-Extraña configuración para una biblioteca.- Piensa en alto Dereck, y tiene razón.
-Porque esto no era solo una biblioteca. La gente venía aquí para aprender. Ciencias, filosofía, alquimia, magia.- Las palabras salen de forma automática de mi boca, y se que son ciertas en cuanto las pronuncio.
-Nunca he oído hablar de una escuela de magia en los reinos humanos.
-Pues ahora estas en la que pudo ser la mayor de los reinos, en mi tiempo.-Ahora si comienzo a notar la familiaridad que esperaba al llegar a la biblioteca.
Exploramos primero una puerta hacia la derecha, una zona elevada centra la atención enfrentada a un montón de bancos, y mesas de trabajo. Un artilugio en una de las esquinas de la sala soltando chispas. Después de ochocientos años, parece seguir activo. Igual con un poco de suerte puedo revisarlo, e iluminar mejor la zona. Pero mis habilidades no son lo que eran, como mis recuerdos, y el artefacto me explota en la cara.
A falta de haber podido darme un puñetazo en la cara, la explosión del ingenio parece relajar un poco el ánimo de mis compañeros. Pero algunas miradas me dejan claro que no han olvidado el nombre que daba paso a esta sección escondida, y que en algún momento tendré que dar explicaciones mucho mejores.
La sala enfrente a la primera parece un aula magna, hileras de gradas semicirculares que van bajando hasta un estrado con una gran pizarra partida en la pared opuesta. Apartamos los restos, al ver una puerta detrás de la pizarra, que lleva a una sala pequeña con libros de texto en las estanterías de las paredes.
Dereck agarra unos pocos pidiéndole permiso a Galen. Por mucho que yo sea culpable de cualquier secreto, mal, o peligro que esté aquí encerrado, parece que la propiedad es algo que ha pasado de mano en mano hasta Galen. 
Volvemos al pasillo hasta que termina unos metros más allá en otro portal de Ishtar. En este el símbolo de la diosa se aprecia perfectamente, la ola cruzada por el rayo, el mismo rayo que empleo como sello personal. A la izquierda una puerta medio bloqueada, y a la derecha una sección de pared y suelo derruidas e inundadas nos recuerdan lo profundos que nos encontramos.
Revisamos la sala de la izquierda antes de encararnos con el portal, descartando la zona hundida. Parece una mezcla de aviario y bestiario, donde restos de criaturas de todos los tipos imaginables nos observan. Mientras los revisamos, noto como algo me aprisiona por detrás, y a continuación cientos de picaduras me atraviesan.
Una extrañas criaturas, parecidas a cerebros flotantes, con tentáculos de medusa, y un pico de ave han descendido desde lo alto de la sala, e intentan darse un banquete con nosotros. Soy de muy poca utilidad atrapado por una de las criaturas, pero mis compañeros consiguen librarse del resto de los atacantes, y mi asaltante, encontrándose en inferioridad intenta escapar levitando hacia el techo de la sala, más allá del alcance de nuestra luz. Ellaria consigue iluminarnos el techo, y entre Dereck y algunos proyectiles mágicos derrotamos al último atacante. No queremos dejar criaturas claramente agresivas detrás nuestro.
Cuando la adrenalina se relaja, las culpas vuelven a caer contra mí, aunque ahora disfrazadas con frases como "hay que estar loco para coleccionar criaturas así, o peor aún crearlas". Está claro para mí que las criaturas con aspecto de cerebro no tienen nada que ver con mis estudios, o siquiera con el resto de cadáveres de la sala, que llevan décadas, si no siglos, muertos, pero parece que mis compañeros son incapaces de verlo.
Como no nos apetece dar vueltas sin rumbo por el pantano, o la zona derruida, centramos nuestra atención en el segundo portal, tiene una configuración arcana similar, pero esta vez hay que leer las runas que rodean el circulo principal. La mitad están en draconiano, un idioma que domino, pero intercaladas hay runas en otro idioma que no reconozco.
Cuando lo comento con el grupo, así como la posibilidad de emplear un hechizo para traducirlas, Ellaria, aunque no muy convencida, nos indica que ella si las reconoce. Es idioma celestial. 
Dereck y Amae expresan nuevamente su negativa a que Ellaria participe en mis "jueguecitos", pero la vestal esta decidida a encontrar lo que sea que esconde la Academia. 
Comenzamos a recitar las runas bajo las acusadoras miradas de Dereck y Amae, de forma alterna, y su sonoridad dan la impresión de un poema recitado a dos voces. Las últimas no necesito ni verlas, empiezo a recordarlas con los ojos cerrados.
El portal da acceso a la zona privada de la Academia, y solo se puede acceder recitando una especie de votos. Temo, mejor dicho, me doy cuenta de que Ellaria ha de ser consciente del significado, al menos de su parte, pero aún así no duda en seguir recitando.
Cuando terminamos, la última de las runas brilla, y una luz nos envuelve a los dos, y todo desaparece, nuestros compañeros, el portal iluminado, la luz...

Nos encontramos en otro lugar, vacío, a oscuras, y los dos solos.
-¿Que has hecho?- Y ahí está, finalmente el reproche incluso en la voz de Ellaria.
-Yo no he hecho nada, ha sido el portal. De verdad, no recuerdo bien este lugar. Es familiar, más que el castillo o la biblioteca, pero sigo sin recordar. Solo llegan algunos destellos de como o porque hice algunas cosas, pero aún falta mucho.
Ellaria me mira con desconfianza, mientras genera una luz para alumbrar la zona. Delante nuestro, un pasillo continua, similar a la sección anterior, y detrás nuestro, un portal gemelo al que acaba de teleportarnos.
-Igual si volvemos a abrirlo, podemos volver con el resto.- Propongo para calmar la situación, y volver a juntar al grupo.
-Las runas, ¿que significa la parte que pronuncias en draconiano?
-Son parte de... -Un ruido a nuestra espalda me interrumpe, Ellaria, tensa como una cuerda, se encara hacia el origen, y alumbra a media docena de seres humanoides de piel grisácea, ojos blancos y pelos oscuros. 
Intentamos amenazarles, pero no sirve de nada. Las criaturas cargan contra nosotros, y los primeros saltan por los aires cuando empezamos a usar nuestros hechizos para frenarlos. Parecen demasiado tontos como para temer por sus propias vidas, y un par llegan al combate cerrado contra nosotros.
Para cuando acabamos con la primera media docena, otros tantos aparecen, la situación se vuelve un tanto comprometida. El pasillo, aunque amplio no nos deja maniobrar, es más como un callejón sin salida, y nos han atrapado con el portal cerrado a nuestra espalda.
Poco a poco, parece que vamos a conseguir repelerlos cuando dejan de llegar nuevos refuerzos de las siniestras criaturas, y veo como uno de ellos consigue ponerse por detrás de Ellaria, y golpearla en la cabeza. 
La veo caer al suelo inconsciente, en cámara lenta...
...un valle, verde hasta hace poco, ahora medio arrasado por el combate, y a mi pies está Ella. Parece tranquila y en paz, como si finalmente su misión hubiese acabado, y soy consciente de que esta vez no va a despertar. 
El último combate ha sido demasiado duro, y aunque los demás hayamos sobrevivido gracias a su sacrificio, la hemos perdido. Y aún no hemos terminado la lucha...
Me arrodillo y recojo su cuerpo, mientras la tristeza se torna en ira.
Una ira profunda, primigenia, elemental. Siento como alimenta mi magia, como la naturaleza se pliega ante mi deseo de venganza, como la energía empieza a resurgir desde mi interior, desde mi dolor, y empieza a converger en mis manos...
-¡No la tocareis!- Grito con todas mis fuerzas, mientras mis tatuajes brillan pasando del azul al  blanco, y recuerdo por un instante como canalizar esa energía, la rabia y la ira.
Un rayo de pura energía salta de mis manos hasta el ser que había golpeado a Ellaria, carbonizando su espalda. Arcos secundarios brotan del cuerpo sin vida del agresor, y matan a todas las criaturas que quedan cerca.
Intento recuperar el aliento, pero noto como he usado demasiado de mí en este último hechizo. Mientras me desvanezco, caigo al suelo intentando acercarme a Ellaria para comprobar si sigue viva...
Un sabor ácido me despierta, y me encuentro a Dereck enfrente mío, nos preguntan que ha pasado, Ellaria no lo recuerda, yo doy solo un par de respuestas acerca del portal, y de como nos defendimos, pero me guardo el recuerdo del valle, y de la cadena de rayos que acabo de invocar.
Me piden explicaciones acerca del portal, y probamos a leer las runas nuevamente, manteniendo el contacto por si vuelve a producirse una teleportación. La segunda vez, o más posiblemente, al hacerlo desde el otro lado, el portal se abre, lo que nuevamente me deja en tela de juicio. Al menos Ellaria no parece preocupada por la frase que hemos leído en esta ocasión, o se lo guarda mientras estamos delante de los demás.
Mientras Galen recupera su armadura, nos cuentan como han llegado a través de la zona derrumbada, nadando por una zona sumergida, que acababa en un almacén cercano lleno de moho y putrefacción. Seguimos por el pasillo principal, que se abre hacia la derecha hacia el almacén por el que accedió el resto del grupo, y a la izquierda a un pasillo más estrecho. Al frente, un derrumbamiento del techo impide avanzar más, así que continuamos nuestra exploración por el pasillo lateral, que enseguida se bifurcaba en otros tres.
Probamos primero por la izquierda, para dar a una sala con dobles escaleras hasta un enorme artilugio que preside el centro de la sala. Lentes y extrañas esferas con marcas alquímicas y arcanas rodeando a una enorme esfera de metal llena de perforaciones, y más marcas.
Me asalta la tentación de ir a activarla, pero escuchamos una especie de gruñidos, y al poco vemos más de los pálidos seres, acompañados de unas enormes serpientes cuyas cabezas estaban presididas por un pico y rodeado de cuatro tentáculos. Algo en el fondo de mi mente me avisa en contra de los seres a los que nos estábamos enfrentando, como si fuesen solo un aviso a algo mucho peor, o normalmente fuesen siervos o esclavos de algún tipo de abominación aún más temible. Pero no conseguía recordarlo.
El combate es rápido, y desagradable, las criaturas atacan sin ningún tipo de instinto de auto conservación, lo cual las vuelve a su vez muy peligrosas.
Cansados de la exploración, y los sucesivos combates, aseguramos la puerta de la sala, mientras Galen hace comentarios acerca de los vecinos de pesadilla que estaban ocupando su sótano, y él sin sospechar lo más mínimo.
Centro mi atención en el artefacto que ocupaba el centro de la sala, y poco a poco recuerdo como se encendía. Con un suave zumbido, que se atenúa a medida que el artilugio se pone en marcha, la sala empieza a iluminarse desde el techo. O más bien, el aparato comienza a iluminar el techo abovedado de la sala, y al poco, parece que nos encontramos acampando en medio de una noche despejada.
Las constelaciones se ven claras, algunas incluso remarcadas por el singular aparato, las constelaciones de los dioses, y una que algunos de mis compañeros no conocen, el Yunque de Moradin. Algo que no era extraño ochocientos años atrás, pero que si extraña dado que el equipo muestra el cielo presente.
El resto hacen comentarios acerca de que la máquina debe estar estropeada, porque en uno de los extremos de la sala, hay una zona especialmente oscura. Mientras compruebo el equipo, para tranquilizarme, veo que esto no es así, que la máquina funciona perfectamente.
Eso quiere decir por un lado que Moradin no esta tan desaparecido como se cree, pero por otro lado, el observar como una estrella parpadeaba y desaparece ante nuestros ojos no es de ninguna forma un buen augurio.
Tras descansar, y filosofar acerca de que puede significar la, en parte perturbadora, imagen del observatorio, continuamos la exploración.
El siguiente pasillo termina en una puerta reforzada. Como nadie tiene conocimientos para abrirla, empleo uno de mis hechizos nuevamente, que me lleva un rato, mientras Dereck y Galen me escoltan, y Amae y Ellaria hablan lejos de mis oídos.
Estamos llevando una exploración minuciosa de la academia, pero temo que las prisas, y alguno de los descubrimientos que estamos realizando nos distraigan, y caer en una trampa o una emboscada que nos haga perder algo más que el tiempo. Pero el sentimiento de urgencia nos lleva a avanzar lo más rápido posible.
Abro la puerta finalmente, y entramos en un dormitorio. Una mesa con algunas hojas, y una estantería a un lado, una cama escoltada por una armadura al otro flanquean una puerta justo enfrente nuestro. Mi cuarto, mi dormitorio en la Academia.
Primero reviso la armadura, por si esconde alguna trampa o hechizo, no es normal que un mago guarde una armadura completa en su dormitorio. Hasta que recuerdo que esa armadura era mía. Mis padres esperaban que fuese un caballero, un guerrero, pero la magia es una maestra exigente, y nunca seguí el camino que pensaron mis padres. Tras su muerte, la traje aquí para honrar su recuerdo.
Amae me avisa de lo que parece una puerta secreta en un lateral de la estantería, y una runa mágica cerca de ésta. Mientras la reviso, Dereck encuentra un saco, debajo de la cama. Contiene una caja labrada, con el sello de Ishtar en la tapa, y distrae mi atención de la puerta.
La abro, ante las expectativas de todos, y una música melancólica me trae sentimientos del pasado, algunos felices, otros tristes, todos de Ella...
Una especie de ilusión, genera reflejos en el hueco de la caja, una ola que se convierte en una cara bastante reconocible, y Amae cierra la caja a medias de la canción.
-¿Que ser esto?- Pregunta amenazándome
-Un recuerdo, un homenaje a alguien que perdí.- La respuesta me sale automática, y se que es la verdad. Se que ella murió antes del hechizo, y empiezo a pensar que puede ser otro mi objetivo al lanzarlo.-A alguien muy importante para mí.- Aprovecho para intentar explicarme, y veo la cara de Ellaria. Todos la estamos mirando.
-Esa canción, me suena, pero nunca la había oído.- Dice claramente asustada.- Pero recuerdo quien soy, recuerdo mi vida, y se cual es mi misión.
Por supuesto, estúpido, está asustada por lo que esta quedando implícito. Bien parece que más que venganza estuviese buscando recuperar a alguien, y como el hechizo hizo con Argo, y me dejó confuso, y sin recuerdos, Ellaria teme que estén jugando con su mente.
Por desaparecer de la atención, mientras Ellaria relata su pasado, para sentirse más segura, intento abrir la puerta secreta que ha localizado Amae. Pero no logro concentrarme en el trabajo, y disparo la trampa que la protege.
Un corto pasillo desemboca en otra sala, en el centro un circulo de protección con pentagrama y runas. A su alrededor cinco candelabros de plata apagados. Las paredes llenas de pizarras con anotaciones, a un lado un armario, y enfrente una fuente de la que brota agua en un ciclo cerrado. 
Posiblemente una sala de invocación, con suerte incluso el lugar donde lancé el hechizo. No, no fue aquí, no es así en mis recuerdos, pero aquí posiblemente lo perfeccione.
Antes de poder revisar las anotaciones de las paredes, Dereck se acerca a una fuente de agua pura al otro extremo de la habitación, y toca el agua.
Y el elemental de agua que estaba allí retenido se libera, e intenta ahogarle.
El combate rompe el enlace del elemental que le permitía permanecer en nuestro mundo, y el espíritu vuelve a su plano de existencia, pero la sala queda hecha un desastre. Entre el agua de la criatura, nuestros hechizos, y algún que otro ataque que le atraviesa, las pizarras quedan hechas un desastre, medio borradas, medio rotas, nada útil que sacar de aquí.
Volvemos al dormitorio para explorar la puerta que nos queda pendiente mientras le recuerdo a Dereck que tenga cuidado con cualquier cosa que toque, los aposentos de un mago suelen estar protegidos con todo tipo de defensas.
Entramos por la última puerta que nos quedaba por explorar, que tengo que abrir empleando nuevamente un hechizo, y nos encontramos en una sala grande, espaciosa, y un tanto extravagante. 
Unas escaleras de piedra dan acceso a dos plataformas que paren desafiar la gravedad, parece haber algún nivel superior. Por los suelos, todo está destrozado, como si alguien hubiese estado rebuscando, y escuchamos unos ruidos, delatores de que no estamos solos.
Tres ojos nos observaban desde las plataformas elevadas, y comienzo a notar un dolor en el hombro cuando uno de ellos se centra en mí. Otras tres criaturas de pesadilla se abalanzan sobre nosotros, humanoides en forma. Con un solo ojo que ocupa gran parte de la cara, y garras afiladas, a juego con cuchillas y protuberancias que sobresalen de sus espaldas. 
Luchamos contra los aberrantes seres, y conseguimos asegurar la habitación, y cuando Dereck me preguntó en que demonios pensaba al crear aquellas abominaciones, le dejo bastante claro que esas criaturas no son guardianes.
Algo me dice que alguien ha profanado mi santuario, y dado que posiblemente estaba protegido frente a intrusiones, es posible que haya tenido que enviar a sus sirvientes. Si la bruja tenía razón, algo ha llegado detrás mío, y parece recordar donde tenía yo mi base de poder.
La mayor parte de las criaturas que hemos enfrentado no pueden llevar mucho tiempo en la zona, o habrían muerto. El único guardián que podría haber mantenido el puesto durante ochocientos años era el elemental de agua, la única sala junto con mi cuarto que parecía en buen estado, cerrada a pesar del tiempo de abandono. ¿Pero como pasaron de un cuarto a otro sin abrir las puertas?
Exploramos la sala una vez que esta limpia de amenazas. La parte inferior está llena de restos de cuencos, botellas, matraces y diversos objetos, en su mayor parte destrozados como para poder reconocerlos, o que puedan ser de utilidad.
Subo por una de las plataformas hasta una especie de horno. Un horno que irradia calor aún, posiblemente en el pasado emplease magia o elementales para mantenerlo vivo.
Mis compañeros, que han subido por la otra plataforma me avisan de que arriba, en una tercera plataforma hay algo que debería de ver, y subo para comprobarlo.
Una especie de sarcófago situado en posición vertical, en apariencia de plata, pero claramente reforzado. Reparo los profundos arañazos, aún así se aprecia bien el aspecto original del sarcófago, imita el aspecto de un dragón azul. A pesar de que parece que las criaturas que se encontraban en la sala habían intentado abrirlo, no lo han conseguido.
-¿Poder abrirlo?- Pregunta Amae, y mientras estoy pensando en emplear nuevamente un hechizo de apertura, recuerdo un nombre, de otro dragón, de otro tiempo.
-Glamrauch- El sarcófago, sin junturas visibles un instante antes, se abre por la mitad y desliza, dejando visible un cetro, estilizado, en apariencia del mismo material que el sarcófago, está grabado con motivos de rayo.
Esto es algo que buscaban las criaturas que nos han atacado, y solo de verlo, todos sentimos que es un objeto de gran poder. Alargo la mano para agarralo, y Amae me detiene un instante.
-¿Ser seguro?
-No lo sé, pero posiblemente me de alguna de las respuestas que busco.
Dereck y Ellaria bajan a la plataforma anterior, manteniendo una distancia de seguridad, mientras Amae y Galen se quedan a mi lado, no se si para protegerme, o para evitar que pueda hacer daño a nadie.
En parte me siento agradecido de su desconfianza, pero no puedo alargar esto eternamente, necesito las respuestas que pueda obtener.
Termino de extender mi brazo, y agarro el cetro con fuerza...

No se como hemos conseguido pasar el día vivos, la exploración de la biblioteca fue dura, extenuante física y mentalmente, y para mí al menos, y me temo que para Ellaria, también emocionalmente, pero los descubrimientos de la tarde, y los acontecimientos posteriores han sido algo sorprendente. El giro de acontecimientos aunque posible, se escapa a mis predicciones.
Un montón de libros se amontonan en mi escritorio, donde llevo toda la tarde sorprendido por las historias y las acciones de mi antiguo yo, muchas de las cuales no recuerdo ni remotamente. Y además el ambiente es incomodo en la corte, tras los preparativos de la boda, las traiciones, y las declaraciones de última hora...
Medianoche pasada, y la mirada se me va inconscientemente entre página y página hacia la caja de música. El grabado es casi perfecto, solo los artesanos elfos habría superado mi trabajo. El frontal con mi sello personal, la tapa con el símbolo de Ishtar, me sorprende que no me hubiese dado cuenta antes de lo parecidos que son. Los otros tres laterales con los escudos de aquellos que lucharon contra el mal, y en la base nada, el castigo del Halcón.
Y la canción, gracias al espíritu del Arlequín que me ayudó, suena como cuando la ejecutaba Ella, todo menos la voz, eso fue imposible de recrear. Un pequeño tributo a su recuerdo, una muestra de la capacidad de mi yo antiguo, y un buen recordatorio del dolor de perderla.
Cada vez que la recuerdo, algo se revuelve en mi interior, un dolor profundo, peor que recordar a Cynthia con los recuerdos de Argo, peor que cuando Arya... 
La canción me atraviesa y me recuerda todos los sentimientos y el sufrimiento por Ella, sin ser capaz de recordarme los momentos buenos.
Es increíble, a pesar de todo lo que siento, sigo siendo incapaz de usar su nombre completo, para mi ese nombre no le pertenece, pertenece a Ellaria, y me cuesta pensar en ambas con el mismo nombre, dificulta no confundirlas.
Pero ni la manufactura, ni la grabación son lo más importante de la caja, pero eso me temo que el resto nunca lo descubrirá, Eric Argelan dejó un mensaje secreto en la caja, y debo consultarlo. 
Pero no podía hacerlo delante de todos ellos, no me fío de mis recuerdos, no me fío de mis motivos para lanzar el hechizo, y después de algunas de las cosas que he leído, no se si fiarme en general de mi yo pasado.
Agarro mi piedra foco alquímica, y abro la caja. Las tristes notas suenan, la magia evoca imágenes, y vuelvo a recordar el sufrimiento y el dolor, y en la última nota de la canción, como las otras veces que la he escuchado al completo, una lágrima cae por mi mejilla, pero esta vez, la recojo en mi piedra. 
Brilla tras entrar en contacto con la gota, iluminando el generador de imágenes de la caja, y ésta le devuelve el brillo. Y después la ilusión aparece en medio de la habitación.
Es Eric Argelan, no en su momento de mayor grandeza, antes de la muerte de Ella, ni atrapado por el dolor tras su muerte, cuando creó la caja. Es Eric al final de su vida, poco antes de lanzar el hechizo, por lo que intuyo, su momento de mayor poder.
-Hola, si estas viendo esto, quiere decir una de dos, que me he vuelto realmente descuidado con la edad, y alguien ha encontrado la forma de llegar a mis recuerdos, lo cual dudo,-arrogante y soberbio, porque no me extrañará?- O que tuve éxito en mi intento, y eres uno de mis planes de contingencia.-¿Plan de contingencia? Cada vez que me entero de más cosas, menos comprendo mi situación, menos entiendo quien soy.
-He sido muchas cosas a lo largo de mi vida, aprendiz de la magia, bastante bueno la verdad, aventurero de fama en todo el imperio, y gracias a Ellaria, -noto incomodidad cuando Eric usa el nombre- un constructor. Cuando encontré la calma, y la felicidad,  ella me dio una guía y un objetivo que hizo que desease que mis obras durasen eternamente. La Academia escondida, y más de una veintena de puertas de Ishtar no eran más que parte de los planes que teníamos en mente. Ella en honor a su diosa, era parte de su misión sagrada, yo en honor a nuestro amor.-Una punzada me atraviesa al escucharle hablar de Ella, los recuerdos de los sentimientos me hacen un nudo sabiendo que ahora hablará de su muerte.
- Si hasta consiguió que empezase a rendir culto a la Diosa Ishtar. Que buenos tiempos- la melancolía empieza a teñir la voz del Eric ilusorio- Pero parece que hasta cuando intentas cumplir su voluntad, los dioses tengan planes sobre planes en nuestra contra.
-Todo por culpa de  , por culpa suya...- pronuncia la frase con tal odio, que parece quemarle en la boca, aunque el nombre es ininteligible. El odio tiñe su voz en las siguientes frases- Lo perdí todo. Perdí a Ellaria, perdí mi fe, perdí amigos y familiares, y casi me perdí a mi mismo en una venganza autodestructiva...
Hace una pausa y vuelve a hablar.- Aquí no solo guardé recuerdos, escondí una parte de mi espíritu y de mi poder, recuerdos de donde guarde artefactos para enfrentar a...
Cierro la caja, y la imagen se desvanece. Eric no era tan listo como quiere parecer, planes sobre planes, el plan perfecto, eso no existe. Se perdió por la venganza, pero yo no soy tan listo, no puedo hacer lo que él pretendía, no tengo los recuerdos necesarios. Algo salió terriblemente mal, y nada de lo que pueda hacer ahora puede arreglar lo que pasó. 
Ahora no necesito magia ofensiva, necesito arreglar mi vida. O igual crear una nueva. Si no fuese porque sé que necesito el conocimiento, prendería fuego a los libros y ...
-¿Como osas intentar apagarme?- La caja ha vuelto a abrirse, y la imagen ha vuelto a aparecer. ¿Como demonios llegué a ser tan paranoico de dejar un mensaje de reserva?-¿Quien te crees que eres para cortarme?
-Soy tú en el futuro, porque fallaste en tu hechizo para escapar de la muerte- respondo sintiéndome un poco idiota por discutir con una ilusión de hace ochocientos años, y cierro nuevamente la caja, y me dirijo a la cama.
¿Como pude llegar a ser así? Bueno, tal vez la auténtica pregunta es qué soy ahora, ¿soy una parte de Eric, y una parte de Argo?, ¿algo diferente a ambos?, ¿que dice de mí todo lo que he encontrado?
Me pregunto mientras me siento en la cama, y escucho un nuevo "click".
-Lo que has encontrado dice que yo nunca lanzaría un hechizo para escapar de la muerte- Nuevamente la imagen aparece-Te equivocas si crees que la caja tiene un mensaje grabado aparte de la canción, estas hablando con la voluntad de Eric Argelan, activados por su piedra de transmutación, que de alguna forma ha llegado a tus manos.
-¿Como? ¿Escondiste tu conciencia en varios sitios? ¿La repartiste? Y yo pensando que me faltaban recuerdos porque no había salido bien el hechizo.
-Te equivocas nuevamente,- ¿tan prepotente sueno yo normalmente? - mi conciencia solo se mantiene en un sitio, tú no eres ese receptáculo, tú eres un instrumento, un arma que usar contra  ahora que intentara volver a atacar.-la voz vuelve a distorsionarse un momento, como estropeada a mitad de la frase.
-Eso no es lo que recuerdo, no es lo que dijo la bruja.
-¿Nanny? Estaba equivocada, tú no eres el que le ha abierto un camino de vuelta, tú eres una defensa por si alguna vez Él volvía. Yo no era tan viejo cuando estalló la guerra, y aunque no conseguí cambiar su desarrollo, conseguí frenarles, tal vez no lo suficiente al final, vi lo que le hicieron, y vi como los causantes fueron castigados. Fui testigo de como Maelyth le expulsó cuando creyó haber ganado, y castigó al resto de las casas. Pero existía una posibilidad de que algo peor volviera, la corona desapareció, Maelyth nunca me dijo donde, y si él alguna vez la encontraba, si alguna vez intentaba volver... -Parece desvariar, mezclar ideas y tiempos- Al final de mi vida, aunque ya me encontraba en paz, y deseaba el descanso y reunirme con Ellaria...- otra punzada, odio oír su nombre en su voz
-No la nombres! Perdiste el derecho a nombrarla cuando la perdiste.
-Chico, soy el tú original, yo la conocí de verdad, yo estuve con ella, yo construí grandes cosas en su compañía, para ti no es más que un falso recuerdo
-Ella esta aquí, la he visto, he luchado a su lado, siento la conexión.
-Iluso, los dioses juegan con el destino de los grandes hombres como yo, con un instrumento como tú, no necesitan jugar. Aunque, igual necesitas un arreglo, una guía para cumplir tu cometido. Estabas pensado para ser un reflejo de mi poder, capaz de impedirle volver, pero estas roto, deliras.- Alza la mano contra mí, y una corriente me empuja contra la pared, noto un golpe como si atravesase agua.
Miro a mi alrededor, y estoy en un espejo, atrapado en el reflejo, y veo como el espejo tiene una raja a la altura de mi pecho. La imagen se acerca enfrente mío, y sonríe maliciosa
-Te crees con derecho a amar, pero te equivocas, los constructos como tu no tenéis derecho a sentir. -Intento golpear el espejo desde dentro, atravesarlo, consigo que la rotura se amplíe, pero no puedo salir.
-Aunque tienes razón en que parte del hechizo salió mal, no deberías haber quedado infectado por los recuerdos de Argo, deberías de haber sido un ser de voluntad pura, mi voluntad.-
Intento gritar, pero las palabras no pueden salir de mi garganta.
- Es posible que la diosa Ishtar haya tenido que tomar a esa elegida para guiarte, o para llamarme, o simplemente que se vea obligada a actuar como la última vez que apareció...- A quien demonios se refiere, porque no puede ser claro?
-Tranquilo, mi conciencia ocupará finalmente tu cuerpo, tu aspecto, solo tomaré los recuerdos que me interesan de ti. Como no eres capaz de seguir el camino que se te marcó, lo haré yo.- Empieza a transmutar su aspecto en el de Argo- Eric Argelan volverá a la vida, y evitará que  vuelva a aparecer. 
Me da la espalda, y se dirige a la puerta de la habitación.
-Descuida, le daré recuerdos a Ellaria de tu parte, en sus sueños... Adiós- su sonrisa se vuelve aterradora, y con un movimiento de la mano, invoca una onda de trueno contra el espejo, que lo destroza.
Trozos de cristal pulverizado caen al suelo mientras mi conciencia desaparece al otro lado del espejo.
...

El agua me despierta cuando estoy de rodillas en el suelo, Amae, y Galen están a mi alrededor,  con cara de preocupación. Tardo poco en recordar donde estoy, la academia bajo el castillo. Recuerdo que estábamos explorándola, que toque la vara del trueno, y comencé a recordar algo, algo perturbador... Ahora los recuerdos se diluyen nuevamente, y queda solo un extraño sueño sin sentido.
-¿Que demonios es eso?- Pregunta Amae
-Una de las tres varas elementales que los dragones entregaron a los tres héroes para honrar  su victoria.- Las palabras han salido directas de mis recuerdos, sin ser consciente de que significan.- Mi maestra, Maelyth me confió una después de..., después de...- la claridad se escapa de mi mente rápidamente.-Esto es algo que estaban buscando esas criaturas, algo importante para Él, pero porqué?
-Si es algo tan peligroso igual deber quedarse aquí.- Me interrumpe Amae
-Es importante, no recuerdo para que, pero se que lo necesitamos, y no podemos dejarlo aquí, no podemos permitir que lo encuentren.
Amae no se queda contenta con la idea, pero consiente, en parte porque nos interrumpen desde abajo. Dereck, mientras discutimos, ha continuado la exploración, y ha encontrado un espejo extraño, un espejo que le da malas sensaciones.
El espejo esta escondido en una esquina, y no lo recuerdo, pero sigue habiendo muchas lagunas en mis recuerdos.
El labrado no indica nada especial, ni bueno ni malo, pero sí es cierto que una extraña sensación de incomodidad me perturba cuando me fijo en él.
Me acerco, y escucho, más bien noto una voz en mi interior. No entiendo que dice, pero suena perturbador, como intentando controlar mis acciones, mi percepción. Me recuerda una sensación similar unos días atrás, en el pantano, cuando me dio la impresión de que un ojo me vigilaba desde el suelo.
Tapan el espejo y Galen propone descansar un poco antes de aventurarnos con él. Volvemos al dormitorio nuevamente, mientras repaso algunas notas que encontraron en un escritorio en la plataforma que no había revisado, y lo que descifro me perturba mucho, tanto como para omitirlo por el momento ante mis compañeros. 
Habla de un hechizo, poderoso, pero no para reencarnarse, sino para viajar en el tiempo. 
Y deja claro que se necesita un cuerpo vivo como receptor, casi como si fuese un precio menor a pagar. ¿En que demonios estaba pensando? O mejor dicho, ¿Que podría querer con tanta fuerza como para estar dispuesto a un pago similar?
Tras recuperar las fuerzas, destapamos el espejo, y vuelvo a escuchar los maliciosos susurros. Amae parece un tanto obsesionada por su reflejo, pero Galen la aparta, y me da paso libre para enfrentarme a lo que sea que nos espera.
Sujeto con fuerza el cetro, y retando a mi reflejo a revelarse, golpeo el cristal con todas mis fuerzas, mientras descargo una fracción de su poder. El espejo salta hecho añicos hacia atrás en medio de una explosión de sonido, dejando paso libre hacia unas escaleras de caracol que bajan, y los susurros desaparecen.
Cuando bajamos las escaleras, llegamos finalmente a la biblioteca, mi biblioteca. Seis plantas de tomos llenas de conocimientos de los reinos. La biblioteca hundida es impresionante por su tamaño, esta, aunque menor contiene conocimientos aún más valiosos. Todos aquellos volúmenes que no podían dejarse libremente, mis anotaciones y varios libros arcanos.
Pero no somos los únicos. En la iluminada sala, vemos como un engendro baja flotando mientras habla a nuestras mentes.
-Por fin habéis llegado, así no tendré que ir a por vosotros. -El ser es una enorme cabeza verde con un enorme ojo en el centro, y cuatro apéndices coronados por otros tantos ojos menores. 
-El Vigilante lo ve todo.- Exclama, y parece que empieza a sufrir arcadas. Al poco, cae una extraña criatura, parecida a una langosta, de su boca al suelo inundado de la biblioteca. Esta crece rápidamente, hasta alcanzar mas de tres metros de altura en segundos.
Nos enfrentamos a ambas criaturas con la complicación adicional de que Dereck es hechizado por la extraña criatura flotante y se dedica a asaetearnos por la espalda durante la mitad del combate. Pero finalmente consigue romper el control, y acaba con ella atravesando su ojo central con una flecha. Galen, Amae y Ellaria reducen al otro ser.
La criatura, como otros enemigos antes que ella, se disuelve para no dejar restos. Solo una piedra, con una extraña runa dibujada, una "A", queda como recuerdo de la pelea. Y cuando creemos que hemos conseguido llegar a nuestro objetivo, un dolor atraviesa mi cabeza, y me deja inconsciente. Conmigo caen Galen y Ellaria por el golpe psíquico.
Amae y Dereck nos cuentan cuando nos recuperamos de una última criatura de pesadilla, por su descripción, un Ilithido. Apareció desde las sombras cuando perdimos la conciencia por su ataque, y pretendía llevarse a Ellaria, y parece que no es la primera vez que el grupo al que representa va tras ella.
Amae y Dereck intentaron impedírselo con poco éxito, hasta que la criatura, más molesta que realmente impedida, intentó alimentarse de Amae, y el ámbar de su interior volvió a activarse.
La criatura, esta vez dolorida de verdad, y musitando que no estaba preparado para enfrentarse a algo así, desapareció como había aparecido, en las sombras, dejándonos solos finalmente.
Más o menos recuperados, y en apariencia seguros al fin, comenzamos la exploración de la biblioteca, y ésta es rápida gracias al índice de la biblioteca, un libro mágico que indica donde se encuentra la información por la que preguntamos.
Comienzo por buscar acerca del hechizo, y aparte de algunos libros de hechizos, que aparto para posterior estudio, las referencias que encuentro son a un hechizo para viajar en el tiempo. También hacen referencia a que intentaba llegar cuando volviese a manifestarse el Nexo.
Dereck aprovecha para buscar algún libro de ascensión demoníaca demasiado preciso incluso para esta fuente, y para Ellaria, algunas referencias a la Aguja del Sol.
Extrañado por tanta diferencia con mi recuerdo del hechizo, busco libros que relaten que ocurrió durante los años previos a la guerra que destruyó el imperio enano, o durante la misma guerra y encuentro una leyenda acerca de los tres compañeros, los tres grandes héroes.
Maelyth, mi maestra, Alduin, un paladín enano, y Jexter, un bardo gnomo. Los tres llegan al culmen de su poder, años antes de la guerra, y salvan el continente en varias ocasiones. 
Durante sus búsquedas, encentran la cueva del Ámbar. Temerosos de que su poder se usase para el mal, dejan el encargo de proteger la cueva a unos guardianes especiales. 
El tiempo pasa, y los tres héroes vuelven a reunirse. Siendo Alduin rey de Thorindor, forjan la corona de Ámbar para permitir al rey Alduin recuperar su vigor, y continuar su reinado. 
Además, junto con tres humanos, compañeros de Maelyth, el Halcón, la Vestal de Ishtar, y el Aprendiz, comenzaron una campaña contra el "Antiguo Enemigo". 
A partir de aquí, nuevamente el libro está borrado, al igual que había pasado con los libros de la biblioteca más arriba.
Tras aquella lucha, el grupo se disuelve, y sus miembros, afectados por lo que sucedió en la lucha, y por la perdida de dos de sus compañeros, el bardo gnomo y la sacerdotisa de Ishtar, caen en envidias y odios que desembocan en la guerra por la eternidad. 
Esta termina con la destrucción del imperio enano de Thorindor a manos de los humanos, y la expulsión de una de las casas humanas, y las maldiciones a todas las demás. Muchas realmente perturbadoras.
Pero del hechizo, o de que pudo motivarme a lanzarlo, nuevamente nada, aunque queda claro que no lo lancé para evitar la guerra. ¿Puede ser un intento de venganza contra el Antiguo Enemigo? ¿Puede ser que el Halcón no fue el único afectado tras los combates?
Buscando un poco más sobre el tema, descubrimos la forma de fabricar la corona del ámbar, y más sorprendente aún, que la localización de la cueva del Ámbar parece ser el destino de Ellaria, la Aguja del Sol, protegida por los Genji. También descubrimos un libro antiguo que habla del origen de estos, y de las primeras versiones de su código, que nos hacen relacionarles con los guardianes especiales de la leyenda. 
La misión de Ellaria parece cada vez más complicada, perseguida por una organización sobrenatural, y con la intención de acceder a uno de los lugares mejor defendidos debido a aquello que protegen... y aún no sabemos en que consiste una vez llegue a la Aguja del Sol.
Si no fuese porque algo que no recuerdo me indica que su misión es muy importante, dudaría de su motivación. Pero algo me impide dudar de sus intenciones, en mi interior siento imposible que ella pueda planear o desear algo en contra del bien común.
Como búsqueda particular, busco acerca del Nexo, algo que indico como importante en mis notas del hechizo, y parece ser un marcado por los dioses, un elegido del destino que surge en épocas de cambio a nivel cósmico, en las cuales el equilibrio de poderes se desplaza. 
Parece alguien muy importante, pero mi yo antiguo no parece tener claras sus capacidades o habilidades, ni una forma de identificarle, pero parece aquel del que hablaban los ángeles en nuestra visión unos días atrás.
Finalmente, Amae pregunta por de la desaparición de estrellas, y por un instante podemos leer en letras recargadas "El antiguo enemigo, el devorador de estrellas", y a continuación el mágico índice estalla en llamas. 
Parece que finalmente tengo alguna noción acerca del causante de la desaparición de la información que tan desesperadamente busco, y una ligera indicación de porqué creé y empleé el hechizo para saltar en el tiempo, pero nuevas preguntas me acechan.
¿Porqué no recuerdo mis motivos reales para saltar en el tiempo? ¿Cuales son esos motivos en verdad? ¿Porqué sigue desapareciendo toda la información acerca del misterioso antiguo enemigo? ¿Quien es el Nexo? ¿Porque era importante para mí? 
Notamos como se ha hecho tarde, la búsqueda nos ha llevado varias horas a pesar de la ayuda del libro índice, y continuar la búsqueda por nuestra cuenta, posiblemente con nuevos libros mutilados será infructuosa. Decidimos volver al castillo, llevamos mucho tiempo desaparecidos.
Cuando estamos por salir de la Academia, nos encontramos con el portal de acceso cerrado. Gritamos, y escuchamos a Esabel desde el otro lado. El castillo se encuentra sumido en el caos.
Por la mañana parte del ejercito partió para enfrentarse a una horda de goblinoides al norte, tropas de Hagrosh el rojo. Y Achiles, queriendo impresionar a Esabel, partió junto con Sir Fhaumann. Para complicar las cosas, por la tarde, se ha producido una revuelta dentro del castillo. Caballeros de las casas Argelan y Valeris luchan indistintamente en ambos bandos, en apariencia, alguien lo ha orquestado para desestabilizar la situación de la casa Argelan.
Varios guardias habían llegado a la biblioteca unas horas antes, y habían dejado a Josef inconsciente y bloqueado la salida. Mientras Esabel nos cuenta la situación en el castillo, consigue desbloquear la puerta lo suficiente como para que salgamos, y la ayudamos a despertar a Josef.
Salimos al pasillo para encontrarnos con un grupo de guardias del palacio que se ofrecen a escoltarnos hasta lugar seguro. Tras un rato andando, nos da la impresión de que lo que quieren es encerrarnos donde no podamos molestar, y terminamos luchando contra ellos. Nos liberamos de nuestros captores, y les sonsacamos cuales son sus principales objetivos.
Primero nos dirigimos al templo de Zarus, a comprobar como esta la hermana de Galen, y en el camino rodeamos combates y enfrentamientos de todo tipo. Una vez en el templo, encontramos a lady Gwinna con unos pocos guardias leales. Allí nos terminan de informar de lo que ha pasado, y lady Gwinna, invocando la bendición de Zarus, recupera gran parte de nuestras fuerzas.
Buscamos a lady Libette, que parece el principal objetivo del amotinamiento, y la encontramos en una zona recogida de los jardines, rodeada por unos pocos guardias que intentan defenderla, y un grupo aún mayor que parecen interesados en acabar con ella.
Destacan entre los agresores el líder de la guardia personal de Lady Libette, Remy, un guerrero Genji al que reconoce Amae como Koro'Isal, y una hechicera que pertenece al séquito Valeris que acompañaba a la prometida de Galen.
Alethra se interpone como última defensora de lady Libette, y en el tiempo que tardamos en llegar, un guerrero marcial, en apariencia el genji, la golpea y atraviesa con su ataque. Nos interponemos ante los agresores, y Ellaria comienza a usar sus bendiciones para curar a Alethra.
El combate fue duro, y desde un principio nos empleamos todos a fondo. Yo entablo un duelo mágico con la hechicera, Galen se centra en Remy, y Amae comienza su particular danza de combate contra el mercenario Genji. Ellaria y Dereck nos apoyan allí donde alguno flojea, y consiguen mantener a Lady Libette fuera de peligro del resto de los guardias amotinados. Gracias a la bendición de Zarus que recuperó nuestras fuerzas, conseguimos vencer.
La maga se disuelve al ser derrotada, como si de una historia de terror se tratase. Después de lo que hemos visto en la Academia, empiezo tener claro que algo realmente terrorífico está acechando, y quiere provocar una guerra.
Nos reunimos con Lady Gwinna, Josef, Esabel, y algunos guardias más que parecen no haber perdido la cabeza, y nos dirigimos a la sala del trono, donde está atrincherada Lady Bralecia. Parece que nuestro impulso de ir a salvar primero a Lady Libette fue acertado al ver que aquí los combates han sido menos encarnecidos.
Una vez todos reunidos, y con los cabecillas muertos o desaparecidos, la tranquilidad vuelve al castillo de forma rápida. Y al poco Lady Bralecia se encuentra nuevamente en su realidad paralela, ordenando limpiar todo para la boda del día siguiente. A Galen se le cruza el gesto, y finalmente ordena callar a su madre.
Con un discurso difícil de reproducir, Galen reniega de su título, y de la boda. Le cede su derecho como heredero a su hermana Gwinna, anuncia su amor por Amae, y pide disculpas a Lady Libette, en unos pocos minutos.
Lady Libette considera el compromiso adquirido como incumplible, ya que el heredero de la casa acaba de renunciar a su título. Anuncia que volverá a las tierras Valeris a aplacar a su padre, y Alethra se ofrece a acompañarla en su viaje como escolta.
Tras los anuncios, ignorando las quejas de su madre, que se encuentra desubicada, Galen informa a su hermana de que partirá de inmediato hacia el norte para apoyar a las tropas en nuestra compañía, y posiblemente, no volver, y le desea suerte para lidiar con su madre.
Algunas preguntas respondidas, pero en general, nuevas dudas y temores aguardan en mi mente, y la extraña seguridad de que aquí no encontraré nada más. La familiaridad del castillo se ha convertido en incomodidad con mi pasado. Y la extraña certidumbre de que aunque hay mucho con lo que trabajar, no encontraré nuevas respuestas aquí. En el fondo de mi, comienzo a sospechar la importancia de los acontecimientos que nos sobrevienen, y a temer no ser capaz de enfrentarme a ellos, no como me encuentro ahora...
Vuelvo a la Academia con Josef, quiero recoger algunas cosas de allí, libros de hechizos y la caja de música principalmente, y para indicarle a Josef como puede abrir los accesos, y con que cosas ha de tener especial cuidado. La Academia puede ser de gran utilidad en los tormentosos tiempos que acechan, y supongo que Josef hará buen uso del lugar y de lo que guarda por el bien de la casa. Y la verdad un poco de mantenimiento no le vendrá mal.
Partimos de noche, montados en caballos frescos, y alcanzamos la retaguardia del ejercito ya entrada la noche. Acampamos con ellos para recuperar fuerzas, y a la mañana siguiente, nos unimos a la fuerza principal.
Galen habla con Sir Thauman, y le explica los acontecimientos del día anterior, pero el Toro Negro se niega a dejar de considerarle el heredero en ningún momento. Después, a media tarde, Galen da una arenga al ejercito, a la mañana siguiente nos enfrentaríamos con las tropas de Hagrosh, demasiado ambicioso como para seguir escondiéndose, encabezaba un grupo numeroso de goblinoides desde el norte, y nosotros acabaríamos con ese hobgoblin mal nacido de una vez por todas.
La mañana neblinosa abre los ojos para ver ambas fuerzas desplegadas en un valle entre dos bosquecillos. Goblins, hobgoblins, y ogros en el bando enemigo rugen e insultan en sus idiomas, mientras los soldados Argelan mantienen la línea bajo el mando de su príncipe.
La batalla, encarnizada, comenzó bastante bien para los soldados humanos, mas disciplinados, y mejor equipados, concentrando sus ataques en los mayores peligros del ejercito enemigo. Durante un rato, la mayor concentración de enemigos, pareció cambiar el rumbo de la batalla, pero poco a poco las fuerzas humanas se imponían, y Sir Thauman y la mayor parte de los caballeros se separaron del centro de la batalla para dar caza a Hagrosh en su campamento.
Cerca del final de la batalla, un grupo de huargos irrumpieron en el flanco del ejercito Argelan, amenazando a las tropas de exploradores, y la seguridad del campamento de heridos y suministros, pero gracias a que Dereck consiguió mantener firmes a los soldados del flanco, y a alguna pequeña ayuda mágica por mi parte, conseguimos frenarles hasta que el centro de la batalla fue nuestro, y algunos soldados pudieron ayudar a acabar con la fuerza de flanqueo.
Tras la batalla, casi todo el ejercito de los cráneos llameantes ha caído, aunque Hagrosh, y Tomien consiguen escapar. El ejercito Argelan, aunque con bastantes heridos, y varios muertos, consiguió una gran victoria.
Al atardecer, Ellaria se ha quedado sin capacidad de curar a más soldados, y tenemos que continuar nuestro viaje hacia el noroeste. La aguja del sol nos espera.

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